La demarcación de Costas de Balears ha confirmado que el próximo 1 de octubre se procederá a la demolición de la emblemática casa de Can Ganxo, lo que significa que la iniciativa vecinal de recogida de firmas pidiendo que se conservara el edificio para convertirlo en un refugio, no ha dado sus frutos.
Ayer, la copropietaria de Can Ganxo, Florentina Mora, aseguraba que la ejecución de la demolición constituye «una venganza política y personal contra el copropietario, que mantuvo públicas diferencias con el alcalde, Antonio Gómez, y con el diputado del PP, José María González Ortea». Mora afirmó que es muy sospechosa la fijación con el emblemático edificio construido a principios del siglo XX, «cuando se sabe que existen muchas construcciones más modernas que incumplen la ley de Costas».
Mientras, Antonio Gómez afirmaba que se trata de acusaciones «muy mal intencionadas», y negó rotundamente cualquier enemistad personal con el copropietario, aunque sí admitió diferencias políticas. Además, afirmó que para Cala Tuent sería muy positivo conservar Can Ganxo y convertirlo en refugio, ya que «supondría dotar a la cala de unos servicios de los que ahora carece».
Por otro lado, Gómez aseguró también que la cercanía de la demolición es culpa de los propietarios, «por no haber solicitado la concesión a Costas en su momento». Las primeras noticias de la demolición datan del año 2001, cuando Jaume Matas era Ministro de Medio Ambiente.
Los vecinos de Cala Tuent se han mantenido en contra de la demolición desde que se conoció la noticia, llegando a recoger firmas para evitar su ejecución, ya que afirman que Can Ganxo forma, desde hace casi un siglo, parte del paisaje de la cala.
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