El restaurante Sa Fonda fue el marco elegido ayer para la presentación de la campaña «Mé de Pollença». Foto: E.B.

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Ha transcurrido un año desde que la cooperativa payesa de Pollença introdujo en la Isla por primera vez machos reproductores procedentes de Francia para obtener una canal más compacta en el cordero mallorquín y conseguir así un producto más atractivo de cara al consumidor. Parece que la variación genética está funcionando.

La cooperativa presentó ayer la campaña de promoción de la marca Mé de Pollença para este año, un producto ideado hace ahora nueve años y que ofrece totales garantías al consumidor de la procedencia y calidad del cordero que llega a su mesa.

«Mé de Mallorca»

Se trata de una iniciativa pionera en la Isla, que mediante la marcación con chips de todas las cabezas de ganado permite conocer al detalle el camino que ha seguido la oveja desde su nacimiento hasta que se cocina en el horno de cualquier restaurante colaborador de la marca. La cooperativa de Pollença apuesta ahora, viendo el éxito de la experiencia, por extender la idea a toda la Isla de manera que se cree una marca de calidad que permita comercializar con garantías el Mé de Mallorca, tal y como explica su presidente, Martí Solivellas.

«El problema principal del cordero de Mallorca es que durante años genéticamente no se ha hecho nada por mejorar el cordero y eso nos ha obligado a tener que introducir machos reproductores desde Francia donde sí se ha trabajado en este sentido». El presidente de la cooperativa de Pollença, Martí Solivellas, resumía así la situación que viven los productores de cordero mallorquín. «Ahora se comienza a trabajar en la mejora genética de cordero de Mallorca pero a lo mejor los resultados no se verán hasta dentro de diez años, por eso hemos introducido machos franceses por mucho que nos gustaría trabajar con cordero de Mallorca», añade.