Lluc Tomàs, condenado por la Audiencia Provincial a tres años de cárcel y ocho de inhabilitación por malversación de fondos públicos, se apresuró ayer a formalizar su dimisión como alcalde de Llucmajor. Sobre las ocho de la mañana, sin cámaras ni medios que inmortalizaran el acto, registraba el documento en las dependencias municipales. Pasado el trago, al mediodía y ya en Ciutat, Tomàs aparecía en la sede del Partido Popular arropado por parte de la plana mayor de la formación y por sus compañeros de partido en Llucmajor.
Tomàs quiso comparecer ante los medios de comunicación para proclamar su honorabilidad: «Soy inocente y espero poder demostrarlo en el Tribunal Supremo». «La condena es por malversación de fondos, pero dice que yo no me he llevado dinero. Si hubiera sabido que otro lo hacía, lo habría denunciado», dijo en varias ocasiones.
Visiblemente afectado y nervioso, afirmó Tomàs que dimitía por el bien del municipio y por el bien del partido para que no involucrarlo en un proceso judicial. Y pidió disculpas a los dos: «Han confiado en mí y no les defraudaré. El recurso ante el Supremo me dará la oportunidad de limpiar mi imagen».
El ex alcalde quiso dejar claro que no se aferró a la silla de la Alcaldía una vez conocida la sentencia: «Lo primero que hice fue telefonear a la presidenta del partido, Rosa Estaràs, para plantear mi dimisión. No quería que el partido sufriera. Soy hombre de partido y espero volver algún día».
No arremetió contra Joaquín Rabasco a pesar de que se ha visto arrastrado por las actuaciones ilegales del líder de ASI: «No estoy satisfecho con lo que ha pasado, pero no quiero echar las culpa de algo ue no se condena en la sentencia».
Tras esta intervención, Pere Rotger, presidente del PP en Mallorca, quiso destacar la celeridad de Tomàs en renunciar al cargo y darse de baja en el partido por iniciativa propia: «Acatamos la sentencia, aunque nadie se esperaba esta condena. Estamos convencidos de que se esclarecerán los hechos porque no se ha llevado un euro del Ajuntament». «Que el PSOE tome nota, porque dentro de su partido ha habido algún concejal condenado por el Supremo que acabó la legislatura y no dimitió. Que no quiera darnos lecciones de moral».
Tanto Lluc Tomàs como Pere Rotger abandonaron la sala con lágrimas en los ojos.
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