Cartones, bolas de juego, risas y el componente de la suerte. Son los ingredientes principales para los ratos de bingo que han llenado algunas tardes durante estas pasadas fiestas navideñas en la Part Forana de la Isla de Mallorca.
Después de las copiosas comidas de Navidad y de Reyes, tanto jóvenes como mayores se han animado a pasar un rato de diversión en los días festivos jugando al bingo en los bares o locales del pueblo.
Cada vez más, jugar al bingo se ha convertido en una tradición arraigada que ya cuenta con muchos seguidores que luchan contra el aburrimiento de las fiestas o prefieren instantes de emoción.
El ritual de 'cantar' el bingo es uno de los componentes básicos. De hecho, en algunos locales aún se pronuncian los números de viva voz y con típicas muletillas cada vez que salen unos números específicos -el 7 es la bandera o el 18, la mayoría de edad-.
Sin embargo, proliferan cada vez más las pantallas digitales de los bingos informatizados en los que de manera aleatoria salen los números de la suerte.
Además de los bolígrafos para tachar los números de los cartones, también se suelen utilizar garbanzos y, de esta manera, se reciclan las papeletas.
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