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El abastecimiento de agua potable a siete urbanizaciones de Llucmajor comenzó a normalizarse ayer, con la sustitución de la bomba impulsora que reventó el pasado domingo, aunque según fuentes del Consistorio faltan como mínimo dos días para que se recuperen los niveles habituales de caudal y presión. El alcalde, Joan Jaume, ratificó ayer a Ultima Hora que está a la espera de sendos informes administrativo y jurídicos de los técnicos del Ajuntament «para exigir a la concesionaria, en cualquier instancia, no sólo compensación a los miles de vecinos afectados por el percance sino también que tenga a disposición los recambios para una eventualidad».
Expedientes
En paralelo con las manifestaciones del alcalde, que no descartó la personación del Ajuntament en los tribunales «si la empresa no aporta garantías de que el drama vivido ahora por los vecinos no se reproducirá», la Direcció General de Consum del Govern balear informó ayer que ha abierto un expediente informativo a la empresa Aqualia «debido a la interrupción del suministro de agua que sufren desde el pasado domingo día 11, los residentes de varias urbanizaciones de Llucmajor».
En un comunicado, el Govern señala que Consum «pretende defender los derechos de los consumidores de esta zona de Mallorca, así como determinar si ha habido incumplimiento de contrato, en cuyo caso procederá a abrir expediente sancionador a la entidad».
Aqualia informó anoche en un comunicado que «en estos momentos las urbanizaciones Bahía Azul, Bahía Grande, Puig de Ros, Tollerich, sa Torre, Las Palmeras, Son Verí, Cala Blava y Bellavista tienen agua», pero que «debido a la sectorización de la red, los únicos vecinos que pueden sufrir alteraciones en el suministro son los de Maioris que no dispongan de aljibes».
Según la concesionaria, «los operarios están trabajando durante toda la tarde en la instalación de la bomba definitiva, con una capacidad tres vecessuperior a la actual, y poco a poco se va volviendo a la normalidad».
La situación, según pudo constatar anoche este diario entre los usuarios de las urbanizaciones afectadas, era muy distinta por zonas e incluso por calles, aunque se constataba que el agua corriente -con escasa presión- estaba llegando a los domicilios de los aproximadamente 4.000 abonados de Aqualia.