Miles de personas llegadas de muchos pueblos asistieron anoche a contemplar la fiesta donde los saliners hacen de anfitriones y acogen a los visitantes con vasos de pomada. Sin embargo, precisamente en su éxito radica la controversia.
La fiesta, calcada a la de Ciutadella, empezó con el toque de flabiol y la recogida de jinetes. La multitud se concentra en la calle esperando que pasen los caballistas y comience el espectáculo.
Juegos
Ante la Església Vella, en la plaza de Sant Bartomeu, la banda de música de ses Salines toca y allí se realiza el tradicional jaleo y los juegos entre aplausos y ánimos a los jinetes.
Los más osados se acercan a tocar los lomos de los caballos emulando los jóvenes ciutadallencs con la música del Jaleo.
Tras varias ediciones con algún tipo de accidente, la organización de la Festa del Cavall ha ido mejorando las medidas de seguridad en diferentes niveles. El acceso a la pista donde saltan los caballos es voluntario y la arena en la calle frena alguna caída de caballo.
Al cerrar esta edición, afortunadamente, no se había registrado ningún accidente entre los participantes en la celebración.
1 comentario
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es periodista com sempre dona la seva particular visio de ses cosespero no enten res de res .sempre intenta tocar es coll...s no es veritat?