Residuos de cadáveres de animales siguen apilados en la granja de gusanos de Llucmajor.

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El alcalde de Llucmajor, Joan Jaume, admite que la derivación de la carroña de animales desde la granja de gusanos en su municipio a un horno de la Península para su cremación es «una buena, aunque tardía noticia», pero que «no soluciona de hecho los graves problemas que durante ocho años ha causado en la municipalidad, y hace falta que el Govern solucione tanto las montañas de residuos que siguen amontonados allí como que diga si han contaminado los acuíferos próximos, porque ambos problemas siguen gravitando sobre nosotros».

Consecuencias

Joan Jaume señaló ayer a Ultima Hora que «no precisamente durante meses, sino durante años, el Ajuntament del que he formado parte intentó que el Govern y el Consell dieran una solución al vertedero de residuos animales bendecido por ellos en 2002 y que a todas luces no era sino una granja experimental para unos cientos de kilos al día, y nadie nos hizo caso».

Según el alcalde, «resulta curioso que tras innumerables contactos con las dos administraciones supramunicipales de la Isla, y sabiendo que a los vecinos afectados y al municipio le asistía toda la razón, hayan sido unas manifestaciones desde una asociación agraria las que hayan movilizado en apenas un día a los poderes públicos para que pusieran fin a la ficción de la granja de gusanos como digestor efectivo de buena parte de los residuos cárnicos de Mallorca».

El alcalde llucmajorer insistió en que «el Ajuntament no cejará en su empeño de que el Govern, el Consell, o ambos, se tomen la molestia de eliminar de esa finca los resultantes de los residuos que nunca debieron de estar allí, y realice un estudio de las consecuencias medioambientales de algo que nunca debió de ocurrir».