Imágenes de Sant Antoni en sa Pobla y Muro. | J. Morey/P. Bota

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Aunque la celebración está dedicada a Sant Antoni, los dimonis se erigieron de nuevo ayer en protagonistas de la Nit Bruixa poblera. Cerca de las dos y media de la tarde, los dimonis de la Obreria de Sant Antoni salieron de la plazuela de l'Església (junto a los tres del Ajuntament) para hacer aquellas cosas que suelen hacer los dimonis mallorquins: juguetear, asustar simpáticamente a los chavales, perseguir alguna chica, etcétera. En resumen, hacer fiesta, bulla.

Al margen de esta parte de la jornada, reservada todavía a los poblers, lo ‘oficial' comenzó sobre las 19:30 horas de la tarde, cuando se concentraron las autoridades en la Plaza Major. Como ya se anunció, el president del Govern, José Ramón Bauzá, tampoco acudió este año a la revetlla poblera de Sant Antoni: debía celebrarla en Menorca. Recuerden que Bauzá fue masivamente abucheado hace dos años, por su política lingüística. Con la ausencia de su president, pues, el Govern estuvo representado ayer por Gabriel Company, conseller d'Agricultura, Medi Ambient i Territori, y por Núria Riera, portavoz del Ejecutivo y responsable de la Conselleria d'Administracions Públiques. Antoni Gómez, vicepresidente del Govern. Por parte del Consell estuvo su vicepresidente Joan Rotger.

La presidenta, Maria Salom, visitó la localidad por la tarde, momento en que aun tuvo ocasión de ver cómo se cocinan las espinagades, el plato por excelencia del Sant Antoni pobler. Hay que recalcar también la presencia del alcalde de Palma Mateu Isern. Esta era la primera vez que un alcalde de Palma asistía como tal a la fiesta de Sant Antoni en sa Pobla.

Encabezadas por el alcalde de sa Pobla, Biel Serra, las autoridades partieron para asistir a la misa de Completes, celebración que en sa Pobla conserva aun su solemnidad. Les acompañaban los demonios de la Obreria de Sant Antoni, los del Ajuntament, los demonios paralímpicos del Grif y los caparrots.

La misa estuvo oficiada por mossèn Antoni Vadell Ferrer, vicario episcopal. En la parte final de la celebración, el grito del clamater, aquel poderoso «Visca Sant Antoni!» que en esta ocasión entonó Manolo Sánchez, alter ego de ‘Conguito' (el Dimoni Negre, el más querido y temido por los niños) y conocido activista pobler.

Las autoridades regresaron después a la plaza para asistir a los tradicionales bailes de los caparrots y los caparrots minyons. El baile de los caparrots, acompañados de la banda de música de sa Pobla y al ritmo de Jo i un pastor, es uno de los instantes más emotivos de la fiesta. Luego vino el esperado espectáculo piromusical, que encendió el edificio de la casa consistorial e hizo igualmente las delicias de los asistentes.

Lo relatado hasta aquí es lo que sucedió en el Sant Antoni pobler antes de las diez de la noche. Después cada uno se fue a su casa o a la de algún amigo o familiar, donde la velada se alargó entorno a un fogueró, asando carne y entonando gloses.
Aunque los poblers temían por ello, al final no llovió más que ocasionalmente y de forma débil. Hay que mencionar también la ausencia de protestas y el protagonismo de la fiesta ritual. Solo se vieron algunas camisetas verdes de docentes, pero no hubo protestas colectivas.