Mónica Viejo e Isabel Blanes tomaron posesión de su cargo en el pleno ordinario.

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Tras la tempestad llega la calma. El pleno ordinario del pasado jueves sirvió para escenificar la unidad del nuevo equipo de gobierno tras el cese del regidor Sebastià Sureda y la dimisión de la edil, Catibel Llabata. Las dos nuevas regidoras, Mónica Viejo y Isabel Blanes juraron su cargo a la vez que se dió a conocer la nueva remodelación del gobierno, integrado por PSOE-UCAP-es Grup.

Empieza una nueva etapa de una legislatura convulsa donde ha habido un goteo de dimisiones y renuncias que han dejado al descubierto algún que otro problema interno. Ahora parece que se ha estabilizado un poco la situación. El cambio de regidores ha motivado una nueva distribución de las áreas de gobierno.

Mónica Viejo substituye al edil Sebastià Sureda (PSOE) y asumirá los departamentos de Vías y Obras, Cementerio y Protección Civil.

Por su parte, Isabel Blanes, entra en el lugar de Catibel Llabata (UCAP) pero no tendrá ninguna dedicación ni área de responsabilidad.

Las áreas que dejan los regidores salientes serán asumidos por parte del alcalde, Rafel Hernandez, en el caso de Hacienda y por la edil, Carme Riera, que se encargara del Patronat del Castell.

También hubo otros pequeños cambios. El regidor Albert Llull disminuye su dedicación y pasa a tener un 50 por ciento. Deja el área de Deportes que pasará a manos de Fernando Martínez, actual regidor de Juventud que tendrá ahora un 50% de dedicación e lugar de un 25 por ciento.

La oposición (PP y PSM-Entesa) ha criticado en diversas ocasiones la «inestabilidad de este equipo de gobierno» a raíz de las continuas dimisiones o renuncias que se han producido durante toda esta legislatura además de una moción de censura.