Salvador Aparisi, Joan Valent, Miquel Àngel March y Biel Bauçà presentaron ayer la programación de la edición número 55 del Festival de Pollença. | Elena Ballestero

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El Festival de Pollença regresa a sus orígenes en su edición número cincuenta y cinco. Abandona la literatura y el cine para centrar todos sus recursos económicos en la música clásica y, bajo la dirección por última vez de Joan Valent –acaba el contrato en julio– propone siete conciertos que ofrecen un recorrido por la música clásica en su sentido más amplio, dando cabida a acercamientos al jazz, a la música electrónica, a composiciones del siglo XX e incluso a revisiones de clásicos para el público infantil.

En su último año como director Joan Valent ha tenido que abandonar su modelo multidisciplinar y centrarse en la música clásica como único hilo conductor, dando así respuesta a las exigencias del nuevo gobierno de Junts Avançam. El alcalde, Miquel Àngel March, trata ahora de buscar el consenso del resto de grupos con representación municipal para diseñar el modelo del Festival para los años venideros, en el que un comité asesor integrado por expertos podría remplazar la figura del director.

Cuatro han sido las exigencias municipales con las que ha lidiado Valent a la hora de programar la presente edición. De una parte que la música clásica sea el hilo conductor. En segundo, abrir con un concierto fuerte y lo hará la Orquestra Simfònica de les Illes Balears bajo la dirección de Ángel Gil-Ordoñez y con Michel Camilo al piano. Los conciertos debían concentrarse únicamente en el mes de agosto –la inauguración está prevista para el día 4 y la clausura para el 27– y debía haber obligatoriamente presencia de músicos mallorquines. Tomeu Moll y Albert Díaz, al piano, cerrarán precisamente el festival el sábado 27 de agosto con Mantra de Stockhausen en un concierto en el cual el piano y la música electrónica se fusionan. Completan la programación la Orquestra de Cámara de Zurich, solistas de la Filarmónica Checa, Cappella Neapolitana Antonio Florio, Kronos Quartet y la producción familiar Ma, me, mi... Mozart!