Los brotes de las moreras bajo las que aparcan los turistas atraen al ‘boc balear’, que pisotea los turismos.

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El boc balear es un auténtico atractivo turístico en la finca pública de la Victoria de Alcúdia, la finca pública más grande de las Illes Balears, en la que se constituyó en 2008 el primer coto de caza mayor de las Illes. A diferencia de lo ocurrido en zonas como Es Vedrà (Eivissa), en Alcúdia la gestión estricta que realizan los cazadores, con descastes semanales, ha evitado problemas de sobrepoblación, pero esto no impide que los animales estén causando estragos en los vehículos turísticos de alquiler.

Las cabras se pirran por comerse los brotes de las moreras y nada mejor para alcanzarlos que subirse a los coches de alquiler que aparcan a la sombra en los alrededores de la ermita. La sociedad de cazadores, en colaboración con el Ajuntament de Alcúdia, quiere poner freno a esta mala práctica cerrando todo el recinto y habilitando un paso canadiense que impida el acceso de los animales a la zona más sensible. No obstante, no hay que olvidar que la ermita de la Victoria es un lugar de peregrinaje para los alcudiencs, de modo que el proyecto prevé también habilitar un paso lateral para que puedan acceder caballistas y carros. Podar las moreras no ha sido suficiente.

La finca de la Victoria está justamente en el medio del coto de caza (de 1.000 hectáreas) por lo que el control de los animales que circulan con libertad es complicado. «Las moreras vuelven locas a las cabras y los turistas precisamente buscan la sombra», explica el presidente de los cazadores, Jaume Buades.