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Miguel Ángel Alonso es el autor del proyecto de reconversión de la antigua central de Alcanada. Cofundador de AH asociados, ha obtenido, junto con Rufino Hernández Minguillón, más de setenta primeros premios en concursos profesionales. La solicitud de derribo de la central le ha cogido por sorpresa.

—¿Sorprendido ante la petición de derribo?

—Sí, estamos realmente sorprendidos por la noticia, en relación con este proyecto del que hace tiempo que no teníamos noticia oficial. Aparte de la gran ilusión y atractivo que para todo el mundo tiene hacer un museo de arte y ciencia... Era un ejemplo de recuperación de elementos industriales de forma creativa. Feliciano Fuster creía en ello cuando impulsó este proyecto. Desgraciadamente ha muerto.

—La realidad económica actual no es la que era...

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—Sin posibilidad presupuestaria para acometer todo el proyecto tenemos la voluntad de seguir adelante con el proyecto de recuperación. Una parte importante era la recuperación del bosque, una plantación que permitía abrir al uso público parte de los terrenos y dejar para una segunda fase la labor gruesa. No necesariamente hay que apostar por un todo o nada, 0 o 22 millones de euros. Se puede optar por un plan más plausible con el objetivo final de recuperar el entorno. En su día llegamos a presentar un Proyecto de Paisaje con un presupuesto de 6.000.000 de euros que se puede hacer por fases. Cabe encontrar un objetivo común, recuperar las piezas del pasado y una historia en medio de un bosque... todo menos derribar y dejar el solar.

—Asegurar lo básico y esperar mejores tiempos.

—Una cosa es hablar de esperar a mejores épocas, pero lo que no tiene ningún sentido es que se acabe con el derribo de un edificio catalogado que es una de las grandes piezas de la arquitectura industrial de España y Baleares, con grandes posibilidades. No se debe ni se puede perder. Podríamos esperar cualquier noticia, pero no el derribo. Es una opción que no tiene ninguna justificación. Quiero manifestar nuestra sorpresa y expresar que seguimos creyendo que con unas adaptaciones y la comprensión de las administraciones se puede acometer una reforma en diferentes fases.

—¿Qué valor tiene el edificio?

—Siendo un edificio industrial se da una curiosa combinación de la ingeniería y la arquitectura con el diseño de la instalación. Una vinculación que se da en pocas ocasiones y que vemos por ejemplo en las grandes centrales de Londres que el público conoce por el disco de Pink Floyd. La fachada del edificio es una de las piezas más interesantes de la arquitectura central. Las catedrales de la industria tienen en sí un valor. Nadie se plantea derribar una catedral una vez cesado su uso.