Batalla de moros y cristianos en Pollença. | Pere Bota

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«Mare de Déu dels Àngels, Assistiu-nos! Pollencins, alçau-vos! Els pirates són aquí!», el grito de alerta de Joan Mas, interpretado este año por Joan Vanrell (el mismo que pasará a la historia por escalar el pino que se rompió por la ‘mitad’ a la entrada de la Plaça Vella en la fiesta de Sant Antoni 2018) prendió este jueves la mecha de la tradicional batalla de los moros y cristianos de Pollença cuando pasaban unos minutos de las siete de la tarde.

Emoción

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Bajo la atenta mirada de los cientos de pollencins y foráneos que soportando un sofocante calor aguardaban el momento en la Plaça de l’Almoina, Vanrell dio la talla y desató la furia. Sebastià Vila también bordó el papel de Dragut. Ambos fueron elegidos en votación popular para ocupar sus cargos el pasado 13 de julio.

La batalla encarnizada, que recrea desde hace más de 130 años, la expulsión de los corsarios sarracenos en la madrugada del 30 al 31 de mayo de 1550 no deparó grandes sorpresas. Tras recorrer las estrechas calles del núcleo hasta el campo de fútbol de Can Escarrintxo los cristianos se declararon vencedores de la contienda pasadas las 21.00 horas. Tras la victoria, tal y como marca la tradición, los cristianos se desplazaron hasta la iglesia para entonar el Tadeum en agradecimiento a la Mare de Déu por su protección.

Pese a la fidelidad año tras año a las normas que rigen el simulacro, las fiestas de la Patrona siempre ofrecen alguna pequeña novedad. Este año eran dos: de una parte, la recuperación de cuatro de los antiguos Caparrots y de otra la apuesta por devolver su antiguo protagonismo a los fuegos artificiales que se adelantaron a las 23 horas.