La fama internacional que alcanzó en los siglos XVIII y XIX a través de los libros que escribían los cazadores viajeros que detallaban las excelencias de la raza, no ha sido suficiente para evitar que el Ca Me Mallorquí esté hoy en la lista de razas en peligro de extinción.
El número de ejemplares existentes cayó alarmantemente a medida que crecía la moda de otros canes cazadores, como los Pointer y los Setter. La elevada consanguineidad y los cruces descontrolados con otras razas caninas hicieron el resto. No solo nacen cada vez menos ejemplares de Ca Me Mallorquí sino que las nuevas camadas revelan cada vez con más frecuencia problemas de epilepsia o sordera. La ciencia, tiene ahora la clave para revertir esta crítica situación.
Plan de cría
Un estudio genético realizado en la universidad de Córdoba a partir de las muestras de los fonículos pilosos de 53 perros ha permitido, no solo caracterizar la raza y reconocerla como viable, sino también elaborar un completo plan de cría que investiga y recomienda qué machos y hembras cruzar para evitar problemas como la epilepsia o la sordera derivados de la consanguineidad y mejorar a la vez la asignación genética y las habilidades funcionales de las futuras generaciones para la caza.
El proyecto es el resultado de la estrecha colaboración entre la dirección insular de Caça del Consell de Mallorca, Semilla (dependiente del Govern) y la Associació de Caçadors i Criadors del Ca Me. Con el estudio genético sobre la mesa, la Conselleria de Cooperació Local i Caça lanza ahora una campaña para dar a conocer las excelencias de la raza a aquellos que no la conocen y para que aquellos que puedan tener uno o varios ejemplares de Ca Me Mallorquí que no estén inscritos en ninguna asociación se sumen al programa ampliando así las posibilidades de éxito del plan de cría.
Toda la información está recogida en un tríptico detallado que ya está siendo distribuido entre los cazadores (se han editado 3.000 ejemplares) y que también se puede encontrar en el departamento insular de Caça y en la sede de Semilla.
«Es necesario concienciar a los cazadores de que la gente que cría tiene una responsabilidad porque por cada cruce no recomendado que se hace la raza pierde calidad genética», explica Bartomeu Seguí, jefe del Servei de Caça de Desenvolupament Local del Consell.
Juan Sans, secretario de la Associació de Caçadors i Criadors del Ca Me Mallorquí, cree que el número de ejemplares podría rondar actualmente los 200 aunque resulta difícil tener un recuento totalmente certero porque «pese a los esfuerzos de coordinación por parte de la asociación, la caza siguie siendo individualista».
«El Ca Mé Mallorquí es una raza en peligro de extinción que necesita ayuda decidida y ahora la dirección insular de Caça ha hecho un trabajo interesante y ha decidido poner las bases para intentar evitar su desaparición», añade.
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