Imagen de una de los zonas de tratamiento de la planta de compostaje de la Costa de la Calma. | Pedro Aguiló Mora

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Los vecinos de la Costa de la Calma están ya hartos de los malos olores que, sobre todo en los meses de verano, desprende la planta de compostaje en esta localidad costera de Calvià. Y su hartazgo llega este estío más acentuado si cabe debido a que el Ajuntament anunció, en septiembre de 2018, que el Consell de Mallorca se había comprometido a dejar de tratar lodos en Costa de la Calma. Unas palabras que, casi un año después, parece habérselas llevado el viento. El mismo que mete la pestilencia por puertas y ventanas de cientos de hogares.

Desde el Ajuntament de Calvià reconocieron este jueves que, pese al anuncio del año pasado, el Consell sigue tratando lodos en la planta y está, en consecuencia, desprendiendo malos olores. Estas mismas fuentes municipales aseguran también que, de octubre a esta parte han intentado, de forma infructuosa, conocer las razones por las que se ha demorado el traslado del tratamiento de los lodos resultantes de la depuradora a una planta de Palma.

Desde hace años, los vecinos de la Costa de la Calma padecen los olores que ocasiona la actividad de la planta de compostaje y concretamente el tratamiento de los lodos resultantes de la depuración de aguas residuales. Una problemática que parecía haberse zanjado cuando, en septiembre de año pasado, la dirección insular de residuos del Consell comunicó al Consistorio su decisión de trasladar a Palma la mayoría de los lodos de depuradora de Calvià. Un traslado que debía haberse producido el pasado mes de abril y del que, sin embargo, todavía no se tienen noticias.

La pestilencia se percibe incluso desde Santa Ponça

En función de la temperatura ambiental y la dirección del viento, la pestilencia que emana de la planta de compostaje se percibe incluso desde la población costera de Santa Ponça, situada a unos seis kilómetros de la Costa de la Calma. Vecinos de Santa Ponça consultados por este diario aseguran que en los días que, como en los últimos, el viento rola a norte, el mal olor resultante del tratamiento de los lodos de la depuradora penetra también en sus hogares.