Las hermanas sor Gemma Orvay, sor Ignacia Planas y sor Natividad Isern, en el convento de Palma. | Jaume Morey

TW
4

Se marcharon en silencio el pasado mes de marzo, pero el pueblo les rinde ahora un homenaje público por sus 145 años de servicio al municipio. Son sor Gemma Orvay, sor Maria Ignacia Planas y sor Natividad Isern, las últimas monjas agustinas de Campanet. La cita es este domingo 29 de septiembre a las 17.00 horas en la iglesia parroquial.

Como ha ocurrido en los últimos años con otras congregaciones de monjas, y también este mismo mes con los frailes de Lluc, el progresivo envejecimiento de sus miembros obliga al cierre de conventos en la Part Forana. Esta vez le ha tocado a Campanet.

«Aunque hace años la congregación fue muy numerosa, ya hace un tiempo que solo quedamos tres y nos marchamos porque nos hemos vuelto viejecitas y no nos podemos hacer cargo de dar el servicio como antes». Sor Gemma Orvay explica con estas palabras la marcha de las monjas de Campanet tras 145 años de servicio. Ella vive ahora en Andratx, donde la congregación tiene un colegio. «Es un colegio muy grande y ahora estoy ayudando en lo que puedo, poco a poco me he adaptado», dice la religiosa. Tiene 89 años y era la que menos tiempo llevaba en Campanet (cerca de 20 años). Por su parte, sor Maria Ignacia Planas y sor Natividad Isern viven desde el pasado mes de marzo en el convento de las agustinas en la calle Concepció, de Palma. Tienen 84 y 94 años, respectivamente. Llevaban más de medio siglo viviendo en el convento de Campanet y prestando distintos servicios.

«Antes, en Campanet estaba el colegio, la guardería, cuidábamos a la gente del pueblo, la parroquia e íbamos a visitar a los enfermos», recuerda sor Gemma Orvay.

La religiosa, que se reunió este martes en Palma con sus excompañeras del convento, con motivo de un funeral, dice que se sienten «contentas» al saber que el pueblo les rendirá un homenaje este domingo, que les hace «ilusión». Reconoce que la marcha del pueblo, que se hizo efectiva en Semana Santa, no ha sido fácil. «Queríamos mucho a la gente y la gente nos quería mucho, una cosa así siempre cuesta», dice.

Las monjas agustinas se instalaron por primera vez en Campanet el 20 de abril de 1874. En un principio vivían en una casa que habían acondicionado para ellas mientras se construía el actual convento al que se trasladaron oficialmente en enero de 1877. El convento fue durante años epicentro de la vida cultural y social del pueblo. Allí se creo, por ejemplo, en el siglo pasado una tuna musical.

Durante el homenaje a las hermanas previsto para el próximo domingo en el marco de las fiestas de Sant Miquel se hará también un agradecimiento al mossèn Joan Parets. Al acabar la celebración en la iglesia se celebrará el tradicional Homenatge a la vellesa en la Plaça Major durante el cual se entrega un obsequio al hombre y la mujer de más edad el pueblo y también a los matrimonios que celebran sus bodas plata.