Las Vermadores y los Vermadores, ofreciendo el mosto en la fotografía superior, fueron los protagonistas de la mañana, junto a las danzas de Tall de Vermadors y de los gigantes. Las autoridades concluyeron el acto. | Juanjo Roig

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Puede que la tradición que se repite año tras año difumine la importancia que la Festa des Vermar tiene para Binissalem. Este domingo, de la mano de las vermadores y vermadors, el municipio volvió a dar las gracias a Nostra Senyora de Robines por una vendimia que ha sido muy similar a la del año pasado y en la que se conseguirán recoger 1.400.000 kilos de uvas y que, según ya han anunciado los responsables de la DO Binissalem, será «menor en cantidad con relación al año pasado pero de muy buena calidad».

La fiesta comenzó con la misa solemne en la iglesia de Santa Maria de Robines, oficiada por mossèn J.J. Llamero. Asistieron autoridades como la presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera, y el delegado del Gobierno, Ramón Morey, así como la corporación municipal, autoridades militares y varios directores generales. Del PP autonómico acudieron Biel Company, Margalida Prohens y Nuria Riera.

Durante la homilía de mossèn Llamero se hizo referencia a «vivir la vida cristiana igual que vivimos la Festa des Vermar». La actuación de Tall de Vermadors en el interior del templo y la entrega por parte de los vermadors del vino para consagrar. La vermadora Catalina Ferrà protagonizó una graciosa anécdota al subir al altar para relatar el proceso de la ofrenda, pues lo tuvo que hacer con una notable afonía.

Exterior

Una vez finalizada la misa, los vasos de la iglesia acogieron la ofrenda del most novell a Santa Maria de Robines. Antes, los dos vemadors, Llorenç Vicens y Mateu Padilla, se vistieron para pisar las uvas y conseguir el vino que luego fue entregado a la imagen junto a Aida García (Vermadora Major), Xesca Canyelles Garcia y Catalina Ferrà.

Las danzas de Tall de Vermadors precedieron a los parlamentos del alcalde Victor Martí y del presidente del Parlament, Vicenç Thomàs. Martí destacó que «el vino nos ha esculpido a los binissalemers durante siglos» y sugirió que la Festa des Vermar «es un buen ejemplo para abrir la puerta a los recién llegados y enseñarles lo que es Binissalem». El presidente del Parlament hizo referencia a la «importancia de mantener vivo un legado que tantos hombres y mujeres han tejido durante muchos años».