Participación
En dos turnos de 20 personas y siempre atendiendo a las distancias de seguridad que marcan las recomendaciones sanitarias, los asistentes pudieron conocer los ritos funerarios tanto posttalaióticos como de los romanos, sus semblazas y diferencias. La explicación participativa corrió a cargo de la arqueóloga Mireia Martínez, que confrontó las prácticas funerarias que se practicaban en la Isla con las que llegaron con la invasión romana.
El público pudo conocer los curiosos paralelismos entre algunas costumbres relacionadas con la muerte hace 2.000 años y las actuales. El luto en la vestimenta, por ejemplo, demuestra que en ciertos aspectos la actitud del ser humano ante la muerte no ha cambiado.
Otro elemento de paralelismo era la costumbre romana de la casa funesta. Por ella, la familia de un difunto debía permanecer velando al cadáver durante nueve días completos, con todas las dificultades que entrañaba compartir la vida doméstica con la presencia de un muerto. Las comparaciones con el confinamiento debido al coronavirus fueron inmediatas.
La arqueóloga mostró a los participantes una serie de reproducciones de objetos funerarios que sirven en la actualidad para determinar el sexo o la edad de las personas cuyos restos han sido descubiertos.
A pesar de que en el santuario de son Corró no se desarrollaron originalmente ninguno de los ritos funerarios descritos, la directora de la Ruta Arqueológica, Beatriz Palomar, afirmó que las características del lugar lo hacen muy adecuado para la realización de este tipo de talleres divulgativos. También ofreen la oportunidad dar a conocer la época talaiótica con la que se encontró el ewjército de romano de Quinto Cecliio Metelo cuando conquistó la Isla en el 123 antes de Cristo.
El próximo sábado tendrá lugar una nueva actividad, esta vez en el cementerio de Sencelles y centrada en el árbol y su simbología en el ámbito funerario romano.
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