Grupo municipal dividido. El mal trance por el que pasa el PP en Calvià se evidencia en su menguado grupo municipal. Por el lado crítico andan Pedro Porcel y Miquel Cañellas (en los extremos de la foto) y por el oficialista Antonio Alarcón y, sobre todo, Luisa Jiménez (2 y 3). Rosa María García, duda. | Pedro Aguiló Mora

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Las cosas en el PP de Calvià van de mal en peor. Un año después de la marcha en bloque de un centenar de afiliados, las relaciones entre los críticos con la dirección del partido presidido por Biel Company en Balears andan lejos de suavizarse. Más bien todo contrario y justo cuando la renovación de las juntas locales empieza a perfilarse en el horizonte. En el caso de Calvià, la junta local lleva más de un año en manos de una gestora que, insisten desde el sector crítico, no se ha reunido jamás: «La organización del partido es nula. Aún es hora de sentarnos para hilar una estrategia de trabajo político de cara a las futuras elecciones».

En cuanto a la renovación de la junta local del PP de Calvià, quienes lideran esta corriente de «cansancio y desafección» con los dirigentes de Palma entienden que debe pasar indefectiblemente por un proceso de elecciones primarias. Aunque al mismo tiempo reconocen abiertamente que no se fían de que el entorno de president Company las «convoque, organice y celebre de una forma ‘limpia'. De esta manera, no nos queda otra que avanzar decididamente hacia la creación de un nuevo partido que represente las ideas y principios de la mayoría de personas residentes en Calvià todavía hoy afiliadas al PP, el que siempre había sido nuestro partido», asegura una de las personas que lidera la plataforma impulsora del nuevo partido conformada por varios centenares de militantes de base –«los que en pasadas elecciones se dejaban la piel durante las campañas y como apoderados e interventores en mesas y colegios electorales»–, y que para tener, tiene hasta nombre: Calvià Suma, actualmente en periodo de registro. «Hablamos de entre 200 y 250 personas del PP de toda la vida, hoy muy enfadas con el partido, pero que no quieren irse a Vox».

De esta nueva opción política también participan exdirigentes del PI y Ciudadanos. El germen de tanta desafección con la dirección insular y regional del partido pivota sobre la dejadez que ha hecho ésta de muchas juntas locales. «No han descolgado el teléfono en un año y eso nos lleva a pensar que nos menosprecian, aún pese al potencial que tiene Calvià (50.000 habitantes) en el conjunto electoral balear. El silencio hacia las juntas es ensordecedor. Somos del PP tanto o más que quienes mandan en la dirección del partido, pero no nos dejan otra salida», concluyen los críticos de Calvià.