Así, dos años después de la adquisición por parte del Consell, han empezado las primeras tareas en el edificio catalogado como Bien de Interés Cultural. Como obras de urgencia, estos dos últimos meses una brigada de operarios de la empresa pública Tragsa han trabajado en apuntalar varias zonas del edificio, principalmente lo que en su momento fue la sala de prensado, donde algunos de sus pilares estaban muy dañados. También se han reforzado algunas vigas para evitar que cedan. Además se han colocado anclajes en diferentes puntos para hacer un seguimiento de los posibles movimientos de las grietas.
Se han invertido unos 600.000 euros. Con ellos se ha aprovechado también para realizar una importante limpieza del edificio, tanto interior como exterior. Se han retirado escombros y basura que durante todos estos años de abandono se han ido acumulando en el recinto con las intrusiones de los incívicos. Recordemos que en una de las naves se habían descargado toneladas de escombros y uralita.
El exterior se ha desbrozado y se ha realizado un cerramiento con una verja alta de todo el perímetro además de aumentar el número de rejas a puertas y ventanas para que no se pueda acceder al interior del edificio.
La cifras
En cifras, se han retirado cerca de 490 toneladas de distintos materiales o residuos. Así, de las obras de sustitución algunas de las columnas han salido 112 toneladas. Por la gestión de residuos sólidos urbanos, 9 toneladas más. La gestión de residuos procedentes de construcción y demolición ha supuesto 329 toneladas y, finalmente, por gestión de materiales contaminantes con amianto, otras 38 toneladas.
Pero además el trabajo no se acaba aquí. Siguiendo con el proyecto redactado durante los dos últimos años, se ha contratado un arquitecto especialista en estructuras y que incluye, entre otras actuaciones, la retirada de toneladas de fibrocemento con amianto (uralita) de los techos de gran parte del edificio. Una vez retirado todo se tendrá que construir una nueva cubierta para evitar filtraciones de agua.
En este caso se trata de un proyecto con un coste elevado por las medidas de seguridad y las condiciones a seguir con el tratamiento que se tiene que dar a la uralita, considerado un material peligroso. De momento, se han dejado algunas cubiertas de uralita que están en relativo buen estado para no dejar el edificio a cielo abierto. Con la segunda fase se retirará y se volverá a tapar.
4 comentarios
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El Sindicat nos cuesta (y costará) dinero a todos los mallorquines porque unos ladrones de guante blanco (administradores) metieron la mano en el cajón de la Bodega Cooperativa y provocaron la quiebra de esta empresa. Os lo dice un felanitxer indignado al ver que por culpa de unos y otros el pueblo da pena de lo degradado que está.
¡¡¡ Ya era hora !!!. El abandono en que se encuentran muchos edificios emblemáticos de Mallorca prueban la dejadez de los políticos en preservar el patrimonio.
Lo más fácil es ocuparse de la pajarera, pero hay que pensar también en los pájaros, o sea una reutilización del espacio que sea viable, atractiva y duradera.