Es por ello que los ganaderos de la zona ponen sobre la mesa de la Conselleria d'Agricultura volver a regar. Indican que en estos momentos los acuíferos del Pla de Campos están en los mismos niveles de los años 60 del siglo pasado.
Fue en el año 1998 cuando por la alta salinidad del agua de los pozos de la zona se decidió dejar de regar. A cambio, desde el Govern se daba una cantidad económica y comida para los animales. Pero desde entonces las ayudas a los ganaderos han disminuido. «Ahora, –indica Joana Mascaró, ganadera y gerente de la organización UPA– los payeses campaners vemos como las ayudas no nos sirven y tampoco podemos utilizar el agua que tenemos en los pozos para regar». A ello añaden las constantes sequías que padece el sur de la Isla y el cambio climático existente en Mallorca. En la actualidad, de manera subvencionada, los ganaderos reciben tres kilos de alfalfa por animal, mientras que para su alimentación diaria, entre alfalfa, piensos y forraje, consumen una media de 50 kilos al día.
Por ello reclaman al Govern sentarse y establecer un plan de futuro. Y, de esta manera, señala Mascaró, «poder evaluar la situación actual y debatir si hay que cambiar los ciclos de siembra, si se debe apostar por variedades más resistentes a la sequía, o incluso volver a regar». Consideran que, de una manera u otra, se debe conseguir comida para los ganaderos de la comarca, una zona que reúne la mayor parte de la ganadería de Mallorca.
Joana Mascaró cree conveniente una reunión «de manera urgente de la que pueda salir un plan de choque con efectos inmediatos», esta sería la solución que los ganaderos ven como ideal. Pero, más allá de esto, de lo que hay que hablar es de futuro, «no queremos que cada año estemos en la misma situación». Precisamente por esto, desde UPA, Mascaró, apuesta por la creación de «un plan de cambio climático».
En estos momentos los campos del Migjorn de la Isla generan unas pírricas cosechas. En algunos terrenos la altura de los cereales es tan pequeña que no vale la pena pasar con la máquina. En otros el resultado son las escasas dos o tres balas de forraje.
«Esto –añade Mascaró– supone la falta de comida para todo el año. En este momento los payeses llenan la despensa para todo el año. Y la sequía supone una doble inversión, primero en semillas para la siembra y después en forraje para suplir la escasez», concluye la ganadera.
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