El proyecto Oasis planea reconstruir la fachada original de 1920 rehabilitando las partes del edificio que aún son viables pese a su degradación.

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La fábrica de tapices de Can Morató recuperará su fachada original de 1920 reconstruyendo un ala derruida hace décadas. Mejorará la conexión del conjunto catalogado con la trama urbana y las zonas verdes que la rodean creando un gran espacio público privado que apuesta por los nuevos usos y la sostenibilidad manteniendo su historia.

El proyecto Atlas, de los arquitectos Jordi Badia, Jero Gutiérrez y Erik Herrera, será el encargado de reconvertir Can Morató en la nueva sede social y cultural de Colonya. Incorpora oficinas, una sala multifuncional (un pequeño auditorio de 260 plazas) y un museo.

El equipo de arquitectos, que integra a los catalanes Baas y al mallorquín Erik Herrera, no es nuevo en la rehabilitación de espacios industriales emblemáticos. Baas firma en Barcelona los museos de Can Framis (antigua fábrica de pintura) y Oliva Artes (antigua fábrica textil). También la reconversión de una antigua fábrica de bombillas en Polonia en facultad universitaria.

Este miércoles se presentó formalmente el proyecto ganador del concurso de ideas seleccionado por unanimidad por un jurado del que han formado parte cuatro grandes de la arquitectura: Rafael Moneo, Lluis Clotet, Elías Torres y Pere Nicolau. Pese a que Moneo mostró el viernes su preocupación por el extremo estado de degradación del bien catalogado, el arquitecto Jordi Badia anunció ayer su intención de mantener «en general» la estructura del edificio principal histórico «reconstruyendo un ala que en su momento colapsó». «Las naves trataremos de repararlas, pero en cierto momento igual habrá que reconstruir», dijo Jordi Badia. «Recrearemos qué fueron esas naves y el papel que jugaron», añadió.

Atlas se plantea como una «superposición de capas de estados pasados y presentes que se mezclan, se interrumpen y complementan, capas de fragmentos de memoria, imágenes pasadas y deseos futuros», dijo Badia.

Destaca, entre otros recursos, la utilización de hormigón impreso en el pavimento continuo que reproducirá los dibujos de una de las alfombras originales.

La obra requerirá la previa declaración de interés general. Ayer la directora insular de Patrimoni, Kika Coll, y el alcalde Tomeu Cifre, mostraron su satisfacción con el proyecto.

El pavimento de hormigón reproducirá una alfombra.