Así lo definió ayer el alcalde, Carlos Simarro, durante la presentación del avance del proyecto, que tendrá un coste de 3,3 millones de euros. De esta cantidad se prevé conseguir cerca de 1,9 millones de una subvención europea, mientras que el resto irá a cargo del remanente de tesorería.
Los técnicos municipales autores del anteproyecto explicaron ayer que «intenta dar solución a los problemas del mercado actual, construido en 1936 y que durante el siglo XX sufrió varias reformas, pero sin aprovechar todo el espacio y sin resolver un acceso principal y atrayente que lo conecte con el espacio urbano adyacente».
La propuesta es aprovechar el actual cuerpo principal del edificio pero también la primera planta, actualmente en desuso, y los sótanos. La actuación más llamativa es la elimimación del volumen de la actual pesdadería para convertirla en un gran cobertizo abierto hacia la plaza del mercado. En el interior se plantea una redistribución de los puestos de venta «manteniendo los pequeños tenderetes centrales tradicionales de frutas y verduras». En la primera planta se prevén usos administrativos y se construirá un segundo espacio polivalente mientras que los sótanos serán para carga, almacenes, instalaciones, residuos y un aljibe.
La previsión es realizar las obras en 2022 y se ha abierto un período de 15 días para que los interesados puedan presentar ideas y propuestas.
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