La tragedia de Sant Llorenç en octubre de 2018 recuerda otros episodios vividos en Mallorca a lo largo de la historia, algunos registrados hace siglos y otros relativamente reciente, como han sido las lluvias torrenciales de las últimas semanas de septiembre.
La más terrible documentada es del siglo XV, y afectó al centro de Ciutat. La fuerza del agua caída en poco tiempo, un fenómeno asociado a los meses de septiembre y octubre, desbordó la Riera. El cauce del agua arrasó todo a su paso, se tragó miles de viviendas y acabó con la vida de más de 5.000 personas.
Varios siglos después, Palma sufrió otra inundación grave. En 1618 el torrente volvió a rebosar y también hubo que lamentar pérdidas humanas.
Los episodios de gota fría en Baleares en el inicio del otoño son causantes cada año de multitud de incidencias, también a lo largo del invierno. Entre 1960 y 2018, un total de 25 personas fallecieron en las Islas en inundaciones; más de la mitad de ellas en la torrentada que afectó al Llevant de Mallorca.
Desde la fatídica riada de 2018, las Islas han sufrido otros temporales duros, como el que marcó el inicio de 2020. El temporal Gloria azotaba con fuerza el archipiélago, provocando importantes incidencias en Portocolom o Cala Rajada y, tras días de búsqueda, se confirmó el fallecimiento de un joven barranquista mallorquín.
Las tremendas inundaciones de Sant Llorenç recordaron a los vecinos lo que ya vivieron tres décadas antes. En 1989 la tempestad no sólo asoló el Llevant de Mallorca, sino que su halo de destrucción se extendió incluso sobre el sur de la Isla, causando fallecidos en Felanitx. La madrugada del 6 de septiembre de 1989, los pluviómetros del Puig de Sant Salvador y es Picot registraron precipitaciones de 203 y 250 litros por metro cuadrado.
Desde 1932, la lluvia no había matado a nadie en la Isla. Fue cuando dos personas murieron también en octubre y también en la comarca del Llevant a causa de las precipitaciones caídas.
Hace 31 años, tres trabajadores del aparthotel Es Corso encontraron la muerte mientras dormían en la planta baja del establecimiento hotelero, cuya estructura se había levantado sobre el cauce de un torrente. Antonio Alcalá, Eulalia Bennàssar, de 44 años, y Carlos Iglesias, de 17, perecieron al inundarse toda la planta baja del hotel y superar el agua el nivel del primer piso.
A los cuantiosos daños materiales ocasionados, hubo que añadir la muerte de una turista danesa, cuyo coche fue arrastrado por un torrente en la cercanías de Son Serralta (Puigpunyent). Camile Tendersen, de 22 años, falleció al intentar escapar del coche junto a su marido y a su hijo de dos.
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