Dos años después de que el Ajuntament de Pollença y la familia Vidal anunciaran un acuerdo para que la iglesia de la Cala Sant Vicenç y la necrópolis del Alzinaret pasaran a manos municipales con el objetivo de reconvertir el templo en un centro sociocultural, el Consistorio aún no ha podido escriturarlos.
El alcalde Tomeu Cifre explicó recientemente en el pleno (en respuesta a una pregunta de Junts) que ha enviado un trámite ejecutorio para tratar de recuperar la propiedad.
Acuerdo
Lanza la ejecutoria a pesar del acuerdo alcanzado en 2019 con Gerardo Vidal, hijo del promotor de la urbanización. «Es un tema jurídicamente muy complicado porque el promotor de la urbanización quebró y aunque llegamos a un acuerdo con sus herederos la titularidad registral del resto de la finca matriz (que incluye los viales, zonas verdes, el equipamiento religioso y la cuevas del Alzinaret) no solo es de ellos sino también de unas mujeres que viven en Barcelona», dijo el alcalde.
Cabe recordar que la iglesia sufre importantes problemas estructurales y está inactiva desde 2012 por riesgo de desprendimientos. En 2017 el entonces rector Xisco Vicenç precintó el templo y abrió conversaciones con el Ajuntament para aclarar quién era el propietario del inmueble. Renunció a inmatricularla y el Bisbat la desacralizó.
La familia Vidal mantiene que cedió el templo y los terrenos al Bisbat cuando se desarrolló la urbanización hace más de 30 años y dice que confiaba en que el propio Bisbat formalizara su inscripción en el registro, pero no lo hizo.
El Ajuntament calcula que la reparación de los daños costará 300.000 euros. El acuerdo con los herederos de Vidal buscaba una solución rápida para conseguir la titularidad pública a cambio de no dictar una orden de ejecución para que los herederos de Vidal asumieran el coste de la reparación de un templo que no consideran suyo.
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