Empecemos por el principio. ¿Qué es un ‘diaca permanent' (diácono permanente)?
— Se trata de un hombre que decide, conjuntamente con su familia, dar un paso para dar horas al servicio de otros. No cobramos por el trabajo que realizamos y por ello debemos tener un trabajo civil para la familia. Por tanto el orden es la familia primero, el trabajo y tercero el diaconato a las ordenes del obispo. Pero también hay que tener claro que eres diácono las 24 horas del día y lo debes demostrar. Más allá de esto, el diácono es el tercer eslabón del sacerdocio, por detrás del obispo y los sacerdotes.
¿Y cuáles son sus deberes dentro de la Iglesia?
— El diaconato tiene tres grandes puntales: la caridad, la palabra de Dios y la liturgia. A partir de ahora estamos a la espera que el obispo nos adjudique una parroquia o determinadas labores que deberemos realizar una vez finalizadas nuestra jornada laboral y necesidades familiares.
La figura del diácono es poco conocida...
— Sí, se trata de una figura que había ido desapareciendo y había quedado como preámbulo para la ordenación de un sacerdote y fue a partir del Concilio Vaticano segundo cuando resurge. En estos momentos, hay 19 diáconos y entre 8 y 10 candidatos. Hay un constante goteo de gente interesada en iniciar la formación.
¿Este interés parece contradictorio con los momentos que vive la Iglesia católica, no?
— Un diácono puede llevar la administración de la parroquia pero no puede ser el rector. Aquí en Mallorca hay sacerdotes que tienen a su cargo varias parroquias y para su buen funcionamiento se hace necesario el compromiso de todos los grupos parroquiales. Estamos aquí, en Europa, en un momento de cambio importante. Los diáconos somos una ayuda más para difundir la fe en Jesucristo. Es una opción para que las comunidades puedan sobrevivir dentro de un mundo en el que cuando hablas de iglesia o cristianismo parece que no va bien. Y, sin duda, la cultura religiosa es importante y ha marcado nuestro devenir.
Sí, pero no me negará que de cada día es más desconocida...
— Debemos conocer nuestras raíces y saber porque hacemos fiesta por Navidad o Sant Antoni. No es una fiesta del demonio y la gente recién llegada debe saber los motivos por los que hacemos estas fiestas. Navidad no es el Papá Noel, es el nacimiento de Jesús y no nos tenemos que esconder de decirlo. Las personas son lo más importante de todo, son el centro de nuestra sociedad y debemos tener a Jesucristo en el punto de mira. Siguiendo a Jesucristo transformamos la sociedad en una de mejor para construir el reino de Dios, aquí, hoy y ahora.
¿Que papel juega su familia para poder acceder a este cargo?
— Para poderte ordenar como diácono, la esposa e hijos mayores de 18 años deben firmar un consentimiento. Sin el apoyo de la familia, no hubiera podido ser diácono. Durante cinco años, cada día tenía clases en Palma. Sin el apoyo de mi mujer, no habría podido realizar este proceso. La familia es un punto fundamental en la formación como también lo será a partir de ahora.
¿Veremos mujeres acceder al diaconato?
— No lo sabemos. El papa Francisco abrió una comisión para tratar este tema y sigue encima de la mesa.
Usted lleva años flirteando con los medios de comunicación, ¿qué significa Porreres TV para el pueblo?
— Se trata de un reflejo en vídeo de la actualidad donde no hay opiniones, hay hechos. Es un medio abierto a todas las entidades. No podemos llegar por todo pero si que podemos hacer difusión si nos traen sus grabaciones. Porreres TV inició su andadura en 2010 y se constituyó como entidad en 2014. Hace dos años calculamos que con los vídeos publicados en la red deberíamos estar tres meses las 24 horas del día para poder verlos.
Además de Porreres TV, colabora con otros medios locales...
— Sí. Soy el presidente de Porreres TV, colaborador de la revista Llum d'Oli o de la revista parroquial Semilla. Seguiré con ello. Creo que las revistas locales son una fuente para la historia de un pueblo.
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