En 1997 regresó a su localidad natal con las maletas bien cargadas de experiencias. Joan Matamales (Artà, 1969) estudió arte dramático en Barcelona y trabajó durante 9 años, como actor profesional, en el Teatre Lliure. Participó en cuatro películas y en algunas series de TV3. Desde 2008 es el director artístico del Teatre d'Artà. Tras la pandemia se ha recuperado la programación y se abre todo un escenario de atractivas propuestas para los próximos meses.
¿Vuelve a levantar cabeza el teatro tras la pandemia?
—A nivel de programación la verdad es que nos hemos recuperado, incluso podemos decir que ha salido reforzada. Ahora si que queda pendiente volver a tener la misma asistencia de público. Nosotros programamos teatro, música y cine y precisamente es éste es que ha salido más tocado, el cine tiene una herida muy grave.
¿Qué podéis hacer los profesionales desde las diferentes salas para animar al público?
—Nosotros lo decimos, ir al cine o al teatro es una celebración de una comunidad, es un punto de encuentro donde surge una magia especial. Es cómo el ir a misa de hace cien años. En el caso del cine, no estamos solos sino que compartimos las emociones que se viven a través de una gran pantalla. En el teatro, cada función es única e irrepetible.El gran problema es la gente joven, que no va al teatro. Ésta es nuestra gran asignatura pendiente, conseguir que los jóvenes vayan al teatro. Muchas veces me pregunto que pasará dentro de 20 años, no habrá relevo generacional...
Lo ideal es empezar a educar en cultura desde pequeños
—La educación en Francia es un referente. Allí lo tienen muy claro. En la escuela hacen clases de teatro y se conocen todos los autores. Ya desde niños se les inculca esta pasión por el teatro, por la lectura. Si creces viendo leer o yendo al cine o al teatro, de mayor normalmente se conserva el hábito.
¿Cree que el teatro debería ser asignatura escolar obligatoria?
Por supuesto. Una persona que ha ido a clases de teatro, o de danza, años después se nota mucho. Es diferente su manera de expresarse, de andar, su posición corporal. Claro que debería ser obligatorio en las escuelas por los múltiples beneficios que tiene: hace crecer la autoestima, te inculca los valores de la vida, te hace más extrovertido...
¿Cuál es esta atractiva programación para seducir al público?
—Empezamos el año con seis obras dentro del ciclo de teatro íntimo que tuvieron una gran acogida aunque, desgraciadamente, no se pudieron hacer con el público sobre el escenario-que es lo que le da este carácter íntimo- debido a la situación sanitaria. Este año también se recupera la muestra de teatro escolar que se desarrollará en los meses de abril a junio. Como plato fuerte tenemos ‘El fingidor' de Pep Tosar que es un espectáculo que se realiza el 18 de marzo a las 20,30 horas. Es una coproducción del Teatre Principal. Del 12 al 15 de mayo llegará el Cool Days Festival que recupera el gran concierto con Macaco, Itaca Band y Doctor Prats.
¿El Cool Days es el rasgo identificativo del teatro d'Artà?
—Es un festival multidisciplinar internacional con una programación que no se ofrece en otros lugares. Se pueden ver cosas únicas, siempre contemporáneas. Son cuatro días muy potentes con espacios al aire libre. Tendremos por primera vez tres espectáculos con función matinal con 700 alumnos. Habrá clown o el último espectáculo de Albert Pla titulado ¿Os acordáis?. Con este festival se acerca al público nuevos lenguajes, nuevas maneras de hacer teatro. Incorporamos performance con autores superpotentes. Tendremos también a Santiago Sierra con una pieza muy chula y otras propuestas muy interesantes. Yo creo que los teatros han de tener una identidad y este festival es lo que nos identifica. Luego también tenemos el ciclo de conciertos de verano al exterior «Sent el patrimoni».
¿Que tal funciona la Associació de Teatres i Auditoris Públics de les Illes Balears?
—Funciona muy bien. Estamos muy contentos de decir que Artà fue uno de los fundadores de la asociación. Compartimos programación, gastos, circuitos... Ademas tenemos más presión ante las instituciones. En la actualidad somos seis pero esperamos nuevas incorporaciones. Los premios ATAPIB han cogido mucho valor en la profesión. Durante los primeros años era una cosa discreta pero ahora se han consolidado.
¿Echa de menos la interpretación?
—La interpretación es un entreno diario y continuo. Todavía alguna noche me despierto con la pesadilla que me he olvidado un texto. Tengo miedo escénico de subirme a un escenario. Pero guardo muy buenos recuerdos.
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