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La zona residencial de Camp de Mar (Andratx) vuelve a registrar la visita de unos habitantes inesperados, algo que sucede cada tanto. A pesar de que sus antepasados poblaron esta tierra antes que los chalets, la modernidad las ha arrinconado en los cada vez más reductos bosques y cimas. Hasta ahora. Aprovechando la ausencia de turistas y que la primavera se aproxima, las cabras asilvestradas se han dejado ver en grupos de unos cuantos ejemplares en las últimas horas por las calles de la urbanización, e incluso por el asfalto.

Algunos vecinos muestran preocupación por el daño que estos animales pueden hacer a sus jardines y propiedades. Hay quien siente inquietud por las plantas endémicas de la zona, en plena Serra de Tramuntana, viendo de cerca la voracidad de los rumiantes. Tampoco falta quien considera que contemplar a los animales deambular tan cerca de la calzada constituye un peligro para todos los conductores y el resto de usuarios de la vía.

Las reacciones de las personas ante las cabras van de la sorpresa, al guiño simpático y hasta la inquietud. Ellas, sin embargo, no se inmutan por la cercanía de los vehículos o de los humanos y hacen gala de su destreza y agilidad como si tal cosa. Ninguna valla, muro o verja se resiste a las cabras en Camp de Mar. Ellas llegaron allí mucho antes que las viviendas unifamiliares.