¿Qué ha supuesto para usted estar dos años sin poder representar al Capità Angelats?
—Interpreté el papel los dos primeros años y, en 2020 y 2021, se intentó hacer algo simbólico para no perder del todo la ilusión. El primer año de pandemia organizamos el Firó ‘virtual' y la verdad es que fue una buena iniciativa. Con mucha incertidumbre de la evolución de la pandemia, muchos esperábamos que pudiéramos celebrarlo de alguna forma y cuando nos encontramos con que era imposible, fue un duro golpe. En 2021 lo viví de una forma muy rara. Sabíamos que no podríamos hacer nada y solamente quería que la semana pasara rápidamente. Fue extraño encontrarnos en esas fechas sin tener la sensación de Fira y Firó.
¿Entonces ha recibido con alegría el regreso a la normalidad?
—Sí. Cuando los colectivos del Firó me comunicaron que este año habría simulacro, recibí la noticia con mucha alegría. Hay muchas ganas de fiesta y creo que si nos la hubieran quitado un año más, habría perdido parte de su esencia.
¿Cómo prepara su personaje para el lunes (hoy para el lector)?
—Sobre todo me preparo los discursos que tengo que hacer, que son la arenga en la que se llama a los sollerics a la lucha para defender el Valle y, por la tarde, la proclamación de la victoria. El primer año tuve que prepararme mucho este aspecto del personaje y me costó bastante controlar los nervios, pero al año siguiente ya fue muy diferente. Me gusta mucho interpretar ese papel ante la gente. Siempre está el temor a ‘quedarme en blanco', pero practico mucho, repitiendo los discursos dos veces al día. Esto lo hago durante las dos semanas anteriores al Firó. Además, lo hago con música a gran volumen para imitar el ambiente del momento.
¿Cómo se vive el simulacro desde dentro?
—Es muy, muy diferente que verlo como un simple espectador. Es especial, emotivo, estresante, pero sobre todo es muy intenso.
La novedad de este año es la prohibición de las escopetas, ¿cree que esto cambiará mucho la fiesta?
—Hay que decir que en los últimos años ya había menos escopetas, pero el hecho de que no haya ninguna será muy diferente, ya que era un elemento importante del simulacro. Era tradicional ver los disparos a los sombreros. Pero hay todavía pólvora y el ambiente está asegurado. Ahora bien, tendremos que asumir la nueva normativa de armas y acostumbrarnos a esa novedad.
¿Ha sido más difícil este año la organización?
—La verdad es que ha sido igual que en años anteriores, hemos hecho los preparativos, asambleas y todo como siempre.
El Firó se ha convertido hoy en día en una fiesta que atrae a mucha gente. ¿Qué les diría a los que quieran venir a verla?
—Pues, es fundamental que si la gente tiene dudas sobre a donde puede ir o sobre lo que puede hacer, que se asesore o pregunte. Pero sobre todo les diría que respeten la fiesta.
El Firó de este año es la primera gran fiesta poscovid que se celebra en Mallorca, ¿cree que esto puede atraer aún a más gente?
—Existe este temor, pero la verdad es que este año habrá mucha más seguridad y más control y también más restricciones para entrar en las zonas de batalla. Creo que en la fiesta propiamente dicha habrá la gente que participa de forma oficial, la gente ‘que toca'. Ahora bien, es posible que en las carreteras y alrededores haya las típicas concentraciones para hacer botellón, como cada año. Pero esto no tiene nada que ver con el Firó.
¿Es el Firó una fiesta solo para los sollerics?
—Es un placer que venga gente con ganas de respetar la fiesta y conocer cómo la vivimos los sollerics. Ahora bien, no me gusta nada si únicamente vienen para beber.
3 comentarios
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Mucha gente solo viene para beber y irse de fiesta. Nada les importa el Firó.
Sin escopetas es menos Firó. Absurda ley de un absurdo Gobierno de España.