El vino de Mallorca, un producto bien valorado. Los vinos de Mallorca viven un nuevo auge, una vez superada la bajada de demanda debido a la crisis de la COVID y sus restricciones. Los turistas han vuelto a la Isla y son los principales consumidores del vino que se elabora aquí. | Lola Olmo

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El vino de Mallorca está bien valorado en el mercado extranjero y especialmente en el turismo que visita la Isla. La recuperación económica tras la crisis de la COVID-19 y el regreso de los turistas a la Isla ha incentivado nuevos proyectos para construir bodegas, hasta el punto de que la Conselleria d’Agricultura tiene actualmente diez expedientes abiertos, en distintas fases de tramitación o de presentación de documentación.

La fiebre inversora en el sector del vino alcanza todas las zonas vinícolas de la Isla, aunque se concentra especialmente en la comarca del Raiguer, con peticiones para abrir bodegas en Sencelles y Santa Maria, municipios en los que ya hay siete abiertas desde hace años; otra en Alaró, junto a la costa de Tofla; una en Santa Eugènia y otra en Inca. Además hay proyectos en tramitación en Esporles, Selva y Manacor.

Un centenar de bodegas

Solo uno de los diez proyectos está en Palma, y de salir adelante, se convertiría en la tercera bodega de la capital, que ya cuenta con una en Establiments y otra vinculada a una entidad de economía social en Son Ferriol. El número de bodegas en Mallorca no ha parado de crecer en los últimos años. Actualmente, se contabilizan 101 inscritas en las dos denominaciones de origen de la Isla, Binissalem y Pla i Llevant, o bien a la Indicación geográfica protegida Vi de la Terra.

De este centenar de negocios, tres han sido autorizados recientemente, entre 2019 y 2021, y están ubicados en Algaida, Estellencs y Alaró. Con esta distribución geográfica, son pocos los municipios con tierras aptas para la plantación de viñedos que no cuenten con más de una bodega. Por lo general, no se trata de grandes extensiones, sino de proyectos personales o familiares, muchas veces de capital extranjero, que cuentan con sus canales de distribución del vino de Mallorca en sus países de origen y con una previsión de elaborar una producción limitada.

En 2021, la comercialización de vinos de calidad de Balears creció un 36 por ciento respecto al año anterior, que estuvo marcado por la COVID-19, finalizando la campaña solo un 3,6 por debajo de las cifras de    2019. Entre los vinos de Mallorca, el aumento de las ventas fue generalizado tanto para los vinos de la DO Binissalem (56 %), los de Pla i Llevant (45 %), como los adscritos a la IGP Vi de la Terra Mallorca (29 %), alentando el optimismo inversor por las buenas expectativas.