El pueblo se vistió este sábado de color y la imaginación y las ganas de fiesta tomaron la calle envueltas de los aromas y los sabores del vino. Un total de 61 carrozas participaron en una nueva edición del tradicional desfile, enmarcado en los actos de la Festa des Vermar, que volvió con más ganas que nunca después de la parada obligatoria por la pandemia.
Este año el Ajuntament había incluido una novedad importante que era que todos los vehículos que superaran 1 metro desde el suelo a la plataforma debían tener una barandilla y también se establecieron unas medidas de obligado cumplimiento. El desfile de carrozas estuvo acompañado por la asociación de la tercera edad y los Xeremiers. Se inició a las cinco de la tarde y recorrió durante horas la localidad y la llenó de vida y de animación.
Vistosidad
Hubo una gran variedad de carrozas participantes, unas más vistosas, otras espectaculares y en todas se notaba el trabajo realizado. Los premios que se otorgaron también eran sabrosos dividiéndose en categorías, el primer premio para la más tradicional era fue de 700 euros; 600 para más originales y otros premios para las comparsas y pequeñas carrozas. Los protagonistas: tradición e innovación entorno al mundo del vino.
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