Se trata de un edificio de 23 viviendas en un edificio de planta baja más dos plantas piso. De las 23 viviendas, hay seis viviendas de entre 50 y 60 m2 con un dormitorio y otras 17 viviendas de entre 60 y 80 m2 con dos dormitorios, dos de los cuales son accesibles. La orientación de la promoción es suroeste. En declaraciones a los medios en Santanyí, Armengol ha destacado que la vivienda es «uno de los problemas más graves» a los que se enfrenta la ciudadanía de Baleares y ha insistido en la necesidad de que esta sea una política que «no se pare» y tenga continuidad en el tiempo.
«Desde 2015 tuvimos claro que tenía que ser una prioridad: desde entonces hemos pedido suelo a los ayuntamientos, hemos aprobado una ley de vivienda, hemos multiplicado por siete las ayudas al alquiler y acabaremos la legislatura con un 72% más de vivienda pública», ha dicho Armengol, quien ha añadido que «solo con un parque público de vivienda potente se conseguirá abaratar el precio del mercado privado».
La alcaldesa de Santanyí, Maria Pons, ha considerado que este es «un día importante» para el municipio, puesto que es la primera vez que contará con viviendas de protección pública. En este sentido, ha mostrado su voluntad de seguir consiguiendo más terrenos en Santanyí para que otras viviendas sean una realidad. En estos momentos hay en construcción en las Islas 613 viviendas de protección pública.
En 2022 se habrán entregado llaves de 390 viviendas de protección pública. Así, se espera incrementar el parque público un 72 % antes de que se acabe la legislatura e incorporar 1.273 nuevas viviendas. Al acto de entrega de llaves también han asistido la directora general de Vivienda y Arquitectura, Cristina Ballester; la gerente del Instituto Balear de la Vivienda (Ibavi), Olvido Terrassa, y el director insular de Urbanismo, Lluís Corral, entre otras autoridades.
3 comentarios
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No hay hombres necesitados de vivienda en Santanyí? Pregunto,,,,
Buena cosa. No se cómo se adjudican pero sería interesante que se valore el arraigo, nuevas generaciones de residentes. Dar vivienda a gente que viene de fuera no parece tener mucho sentido.
Me parece una buena noticia. Pero que estas personas cuiden bien de las viviendas. Que sepan que no son suyas, ni es un derecho tenerlas. Que es una concesión, un favor que les hacemos. Y que cuando les vaya mejor y ganen más, que paguen más alquiler, el 30% de sus ingresos. Que no sea para toda la vida.