Una vista general que muestra el efecto en el aire de unas pocas hogueras. | Lluc Garcia

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A lo largo de la semana que hoy finaliza, Sóller ha registrado de forma puntual un preocupante nivel de polución atmosférica provocada principalmente por los humos de fuegos agrícolas en huertos urbanos o de la periferia, en combinación con otros factores añadidos como el intenso tráfico rodado y la inversión térmica debida a las noches despejadas y altas presiones. El pasado martes, los niveles de contaminación atmosférica por partículas se situaron entre los 90 y los 100 miligramos por metro cúbico, una cifra 10 veces superior a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aconseja no superar los 10 miligramos por metro cúbico.

El preocupante dato ha sido dado a conocer por el colectivo Sóller per l’Aire, que tiene instalados varios medidores en el Valle y que lleva tiempo denunciando los crecientes niveles de polución que soporta el Valle, especialmente en las mañanas que preceden noches despejadas en esta época del año.

Quemas

La red de sensores de Sóller per l’Aire monitorizan la calidad del aire respirable cada cinco minutos durante todo el día y de esta manera el colectivo ha comprobado que en los días festivos las cifras son mucho más normales, lo que atribuyen a una menor actividad de quema de podas a primera hora de la mañana. Desde hace varios años Sóller per l’Aire llama la atención sobre la problemática de la quema de podas en el valle de Sóller, ya que por su orografía y frecuentes situaciones de inversión térmica en otoño e invierno, se ocasionan a diario intensas capas de humo cargado de partículas perjudiciales para la salud. Hay que decir que el problema radica principalmente en la quema de podas domésticas o de pequeños huertos situados en el fondo del Valle, mientras que las quemas estrictamente agrícolas de los olivares, no suelen provocar capas de humos al estar situadas a más altura.

Por otra parte, los propietarios de huertos piden una solución, ya que hay que deshacerse de las podas y restos de vegetación. El año pasado el Ajuntament anunció la compra de varias trituradoras para que los propietarios de huertos pudieran llevar los restos, pero esta instalación, a pesar de estar presupuestada, no se llegó a poner en marcha. De todas formas, muchos propietarios no ven factible esta forma de deshacerse de los restos y defienden poder seguir quemándolos como es costumbre. Tampoco no ha llegado a ver la luz una anunciada ordenanza que regule esta actividad o la prohíba cuando las condiciones meteorológicas lo aconsejen.