Sergi Gómez durante la celebración del Pi del Pollença. | P. Pellicer

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Sergi Gómez lo volvió a hacer. El joven pollencí de 29 años repitió su hazaña. La misma que es 2011, 2013, 2015 y 2017. Tras una noche agónica, cuando parecía que ya nadie lo iba a lograr, Gómez logró coronar un Pi de Pollença casi imposible ya pasada la medianoche. «Se han cargado la fiesta», lamentaba minutos antes el regidor de Cultura en referencia a «los que pusieron el ‘saïm'». Y cuando parecía que no, la experiencia logró salvar la fiesta.

Pasada la medianoche, se planteó suspender la fiesta e incluso desde el Ayuntamiento pidieron a IB3 que interrumpieran la retransmisión y así se hizo, según el ente público. Sin embargo, los pollencins se resistieron a que nadie lograra el ascenso. Sergi Gómez, que en un primer momento no tenía planeado alcanzar la cima, decidió intentarlo y, finalmente, a las 00.34 horas, la plaza Plaça Vella se llenaba de confeti.

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Y así fue como Sergi se quitó el sabor agridulce que le dejó su última coronación. Este martes volvió a convertirse en héroe, el que nunca había dejado de ser a pesar de las críticas de la última ocasión. En 2017 el joven fue abucheado por algunos de los asistentes a la fiesta en Pollença tras coronar el pino por cuarta vez y en tiempo récord, en tan solo dos minutos. Un actuación que muchos consideraron incorrecta. Pero este pasado martes, Gómez demostró que nunca ha sido un tirano sino un salvador.

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Momento en el que Sergi Gómez corta la cuerda de la cesta.

«Mi amigo Josep Lorente y yo bailaremos los cavallets por Sant Sebastià y nuestro amigo Mario Sánchez llevará el estendard y hablando pensamos que sería bonito que los tres subiéramos el pino este año. La idea es que yo ayudara a subir primero a uno de ellos, que lo coronaría, pero al llegar a la segunda cuerda vi que venían cuatro o cinco y ninguno eran ellos. Me decían desde abajo, «sube, sube, que no llegamos», y subí», explicó Gómez en 2017 una entrevista a Ultima Hora sobre lo ocurrido.

Y es que anoche, el joven cerró un ciclo. Acabó aquello que muchos consideraron que dejó a medias en 2017. Subió los 21 metros de pino, rompió la bolsa de confeti, recogió la cesta con las plumas de gallo (una vez abajo le entregaron el animal) y cortó las cuerdas. Después bajó, y como no podía ser de otra forma lo hizo como un héroe. Como el único que consiguió salvar un Pi casi imposible de coronar.