Hermann Winter entre García-Arranz y Rolf Seelige-Steinhoff. | Jaime Mora

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Hermann Winter pisó por primera vez Mallorca en 1980. Lo hizo junto a su bicicleta, compañera inseparable durante estos 43 años de visitas a la Isla, casi siempre alojado en el hotel Bahía del Sol -Santa Ponça- donde gusta de pasar largas temporadas -dos o tres meses- para recorrer las carreteras de su querida Isla.

¿Cómo ha cambiado Mallorca para un cicloturista desde 1980 hasta hoy?
— Ha habido muchos cambios, pero todos a mejor. Disfruto de mis salidas en bici más ahora que cuando llegué por primera vez. Y me gusta la eclosión de cicloturistas, aunque a estas alturas ya no pueda sumarme, por edad, a muchos grupos de los que me encuentro en la carretera.

¿Cuántos kilómetros recorre a diario?
— Hago entre 70 y 140, en función de si incluyo montaña o voy más por llano. Me gusta mucho ir hasta Santa Maria o tirar hacia Esporles y volver por Es Capdellà; o en el otro sentido, desplazarme por la costa y visitar el Port d'Andratx.

¿Le acompañan su mujer o sus hios en sus salidas?
— No, de hecho mi mujer pasa menos tiempo en Mallorca, pero respeta mi afición y me anima. De mis cuatro hijos solo el menor se viene alguna vez.

¿Vista su pasión por la isla, nunca se ha planteado comprar una casa aquí?
— Alguna vez, pero en el hotel me tratan bien, lo tengo fácil para cumplir con mi estricta alimentación ‘healthy' a base de verdura, y creo que en mi propia casa no cumpliría igual mi dieta.

¿Qué planes tiene para el futuro en la Isla?
— De momento, con 87 cumplidos, pienso en alcanzar los 90 como hasta ahora y a partir de allí será el momento de realizar una nueva planificación y trazar nuevos objetivos.