¿Qué valoración hace de la presente temporada a estas alturas?
—La verdad que en junio las cosas no fueron tan bien como todos esperábamos, pero en julio y agosto se ha recuperado todo ese terreno perdido en las semanas anteriores. El puerto ahora está lleno de vida, lleno de gente, y con muchas actividades por hacer.
El turismo de lujo vive un momento álgido en Mallorca, con apertura constante de hoteles, y establecimientos casi al completo durante todo el verano. ¿Eso tiene su traslación también a Port Adriano?
—Nosotros tenemos el puerto al completo a nivel de amarres, y de hecho nos vemos obligados a denegar más solicitudes por una cuestión de espacio. Y se nota también en el público, en la gente de alto poder adquisitivo que acude a los restaurantes del puerto.
Port Adriano se ha mostrado, igual que el resto de puertos deportivos de las Islas, a favor de los clubs náuticos de Palma y de Eivissa, terciando en una polémica en la que muchas veces se dibuja a los puertos deportivos como los ‘malos' en contraste con el carácter social de los clubes náuticos...
—Es así, pero la realidad es que puertos deportivos y clubes náuticos formamos parte, cada uno a su manera, de un mismo sector. Por eso entendemos que es de justicia reclamar que todos seamos tratados con unos mismos criterios por parte de las instituciones que nos regulan, sin dobles raseros y sin contradicciones. Y en el caso concreto de Palma e Ibiza es evidente que merecen, como clubes, su continuidad tras el trabajo realizado durante décadas.
¿Os parece injusta la etiqueta de ‘lucrativos' en contraste con los clubes náuticos ‘sociales'?
—Es obvio que nosotros tenemos un fin lucrativo, pero sí puede resultar injusto en la medida en que nosotros desarrollamos una gran cantidad de iniciativas sociales y medioambientales. En contra de lo que pueda parecer, clubes y puertos tenemos una gran cantidad de asuntos en los que estamos alineados y en los que queremos ir de la mano. Por eso no tiene sentido buscar ese enfrentamiento constante entre las dos formas de gestión de los puertos deportivos. Es más, son más las cosas que nos unen que las que nos separan.
¿Cómo gestionáis los amarres? ¿Tiene acceso a ellos cualquier residente medio del municipio?
—No existen unos amarres específicos reservados para un perfil concreto de gente. Pero en Port Adriano, a pesar de que pueda parecer un puerto orientado a grandes esloras, se encuentran todo tipo de embarcaciones. De los 492 amarres que tenemos, solo 82 son de gran eslora. El resto son de eslora menor, y existen cerca de 250 amarres para embarcaciones de 6, 7 y 8 metros. De modo que hay muchísima pequeña eslora, y la mayor parte de nuestros amarres son de tipo social. De hecho, gran parte de nuestros clientes son gente de aquí, de El Toro.
¿Existe en su opinión una imagen estereotipada al pensar en un puerto deportivo?
—Sí. Port Adriano es un puerto exclusivo pero no excluyente, y lo que queremos es crear eventos para que la gente venga y disfrute.
En Puerto Portals, a pocos kilómetros de aquí, se están acometiendo importantes reformas y ampliaciones. Port Adriano, que ya realizó su gran ampliación en 2012, ¿qué planes tiene hoy para actualizarse?
—Grandes proyectos no tenemos, pero sí estamos con temas de energía renovable y hemos realizado importantes mejoras en la zona comercial. Este año además tenemos previsto el cambio de pantalanes ubicados en la parte antigua, mientras ampliamos las terrazas de algunos restaurantes. Y que Portals se modernice nos viene bien, para nosotros no se trata de competencia, sino de crear una amplia y variada oferta, lo cual redunda en beneficio de todos.
A nivel de eventos, lo último ha sido redoblar vuestra apuesta por al arte..
—Sí, este mes de agosto hemos abierto el Neutro Art Harbour Port Adriano. Este es un espacio que promete convertirse en el mayor centro expositivo de capital privado de las Islas para todos los públicos.
2 comentarios
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Port Adriano es una vergüenza, hace muchos años era un puertecito para los residentes y gente de la urbanización ahora después de 2 ampliaciones se ha convertido para gente estranjera y de muchos recursos excluyendo totalmente a los residentes, en fin una caca.
A ver cuando abrís la barrera para que la gente pueda ir a tomar o comer algo. Dentro hay aparcamiento de sobra. Tres veces he ido a cenar y las tres veces he dado la vuelta al ver la barrera del vigilante cerrada.