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Después de las campanadas para dar la bienvenida al 2023, el reloj de la Plaça Espanya de Llucmajor se paró y ya no ha vuelto a funcionar. Ahora, el Ajuntament, ha iniciado la restauración total del este elemento parte de la vida cotidiana de todos los llucmajorers.

El reloj original, que data de 1886, dejó de funcionar como tal en noviembre de 2020 cuando después de que su maquinaria se parase se colocó un nuevo mecanismo, esta vez con un sistema electrónico. Tras esta modificación, siguió sonando y marcando el tiempo de la plaza hasta este mismo año.

Después de aprobarse y licitarse el proyecto de reparación, que las agujas de este reloj vuelvan a girar está cada vez más cerca. De hecho, el plazo de las obras es de aproximadamente 2 meses, por lo que se espera que pueda volver a dar las tradicionales campanadas de fin de año en el municipio. «Nuestro compromiso siempre fue recuperar esta pieza, por su protección y por lo que significa para todos, por eso hemos buscado la mejor fórmula para que el reloj siga con nosotros por muchos años», matizó la alcaldesa, Xisca Lascolas.

Entre las tareas que se desarrollarán para la puesta a punto del reloj destacan el desmontaje y pulido de todas las piezas del sistema, reparar la transmisión de la esfera o tornear los ejes del propio reloj. Además, se realizará el cambio de diferentes componentes eléctricos que permitirán que el reloj tenga un sistema automático. La inversión total de la restauración es de 29.558 euros más IVA.

Historia

Este elemento emblemático se compró en 1886 a Miquel Font, un relojero de Palma. En aquellos momentos costó 3.000 pesetas al Ajuntament. Poco después de instalarse se construyó la campana y el templete de zinc que completaban el edificio y que en la actualidad aún permanecen. El reloj de «Sa Plaça» es un elemento emblemático para la sociedad llucmajorera, ya que ha marcado el tiempo en el pueblo desde hace 137 años. Dicho reloj, corona, juntamente con el templete y la campana, la fachada de la casa de la Vila y ocupa el centro de la barandilla superior como una pieza muy característica de este frontis siendo, según señaló la archivera municipal, Maria Nieto, no solo parte destacada del conjunto arquitectónico sino también «parte del paisaje sonoro de la ciudad de Llucmajor».