La ermita de Crestatx de sa Pobla esperaba a primera hora de la mañana la llegada de la procesión con la imagen de Santa Margalida, que fue trasladada desde la iglesia al oratorio por los barratiners y sus llamativas indumentarias. Como ya ocurrió en la pasada edición, el nuevo propietario de la finca acordó con el Ajuntament la cesión de una parte de los terrenos donde se lleva a cabo la romería y cerca de 5.000 personas se congregaron para disfrutar de uno de los días más esperados por los poblers. El retorno hacia el centro con la imagen de Santa Margalida y el lanzamiento de avellanas también fue muy seguido. Las principales novedades de este año fueron la instalación de una barra para servir bebidas, así como una iniciativa para incentivar el reciclaje, en concordancia con el sistema de recogida puerta a puerta que se ha puesto en marcha en el municipio este año.
El buen tiempo también propició una buena participación en el Pancaritat de Alcúdia. La alcaldesa, Fina Linares, y otros miembros de la corporación municipal, acudieron junto a muchos otros vecinos a la misa celebrada en la ermita de La Victòria. En el exterior, la Obreria Amics de la Victòria, encabezada por Toni Bennàsar, preparó una gran paella que compartieron más de 150 personas. Muchos otros ciudadanos prefirieron mantener la tradición de ‘finiquitar' en esta romería las últimas pandades, robiols y crespells, pero no los típicos, sino los crespells d'Alcúdia, una singularidad gastronómica del municipio.
Otro de los pancaritats más multitudinarios del martes fue el de Llubí. Alrededor de mil llubiners y allegados llenaron el entorno de la ermita del Sant Crist y compartieron una comida a base de paellas, entre ellos la alcaldesa de Llubí, Magdalena Perelló, quien destacó la gran participación que se ha recuperado en los últimos dos años. Muchos asistieron a la misa que ofició el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, en el pequeño oratorio, y otros llegaron a pie hasta la ermita tras la colla de xeremiers que marcaban el paso. El Ajuntament de Llubí repartió vino, cava y ensaimada entre los asistentes.
En Campanet, un séquito de vecinos acompañó a la imagen del Sant Crist en su regreso hasta la ermita de Sant Miquel y el alcalde, Guillem Rosselló, recuperó la vara de mando que había cedido al Santíssim poco antes del inicio de las fiestas, como reza la tradición campanetera. Una vez en la ermita, hubo ball de bot misa en la ermita y una arrossada popular, mientras los jóvenes se preparaban para tratar de trepar al pi.
Batle des Puig
En Montuïri no faltó la tradición del Batle des Puig, un cargo que este martes recayó en Joan Mesquida, dimoni de los Cossiers durante dieciocho años. En la plaza de la vila recibió la vara de manos de la alcaldesa, Paula Amengual, y la comitiva seguida por cientos de montuïrers se desplazó hasta el Puig de Sant Miquel para celebrar el pancaritat y comerse las últimas panades. La misa, el ball de bot y el campeonato de tella, en el que Joan Mesquida realizó un tiro de honor con gran acierto, completaron una jornada casi veraniega.
Los municipios del Pla como Petra, Vilafranca y Sant Joan compartieron pancaritats. Como cada año, subieron al Puig de Bonany, algunos a pie y otros en bicicleta. El buen tiempo permitió espectáculos al aire libre además de otros actos que fueron todo un éxito de participación y convocatoria. También hubo una misa y durante la jornada se compartieron juegos así como las últimas panades o robiols.
En el caso de Algaida la celebración contó también con una gran participación. Unas 1.200 personas subieron hasta la Pau de Castellitx para disfrutar de la romería. Los quintos organizaron, como cada años, diferentes actos. También los asistentes pudieron asistir a la celebración de la eucarística en honor a la Mare de Déu de la Pau de Castellitx.
La última jornada de pancaritats, que cerrará los actos de la Semana Santa en la Part Forana, tendrá lugar el próximo domingo.
Además de Inca, otros municipios como Llucmajor, Porreres y Alaró también organizan sus romerías con varias particularidades. El caso más llamativo será el de Llucmajor, ya que los vecinos podrán celebrar el Diumenge de l'Àngel en el santuario de Gràcia después de siete años cerrado.
El año pasado se celebró la misa en el santuario, pero en esta ocasión ya se podrán llevar a cabo todos los actos sin ningún tipo de restricción. El Ajuntament ya ha finalizado las obras en la zona del aparcamiento, que había sufrido un deslizamiento de tierras. Tras reparar y consolidar el muro de la explanada, ya se ha podido reabrir al público.
En Porreres el pancaritat se lleva a cabo en Montision, que cuenta con la eucaristía y un concierto de la Filharmònica Porrerenca, mientras que en Alaró se celebra en el Castell. No faltará tampoco la misa y la tradicional rompuda d'olles, además de un baile popular.
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