La batalla final se saldó con un cuerpo a cuerpo entre Angelats y Alí. | Teresa Ayuga

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Una vez más, el Firó de Sóller ha tenido que superar varias ‘batallas' administrativas y organizativas para poder celebrarse con toda normalidad, y con gran vivencia, por parte de todos los participantes. Con la ofrenda floral en el Monument als Herois de l'11 de Maig y la Misa de Can Tamany, daba comienzo una jornada intensa que culminaría, ya entrada la noche, con una nueva victoria sollerica.

Por la tarde, unas 150 personas, entre Policía Local, Guardia Civil, Protección Civil, seguridad privada, emergencias, servicios sanitarios, bomberos y voluntarios, fueron los encargados de garantizar la seguridad y el orden, de vigilar el cumplimiento de la normativa y de atender posibles incidentes. En los cuatro escenarios de las batallas -Can Generós, Can Repic, Pont d'en Barona y, finalmente, en la Plaça Constitució- se establecieron los habituales sistemas de control.

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Cabe recordar que esta edición del Firó se ha caracterizado por haberse completado muy pronto el aforo máximo de la plaza, escenario de la gran batalla final, de tal manera que muy pocas personas no residentes en el municipio pudieron entrar en el recinto. Si inicialmente no había posibilidad de asistir si no se era residente, el jueves se pudieron vender unas 200 pulseras sobrantes, aunque la mayoría recayeron también en manos de sollerics. Un total de 8.500 personas, entre participantes, público y personal de organización, seguridad y emergencia, llenaron completamente el espacio a última hora de la noche, aunque todo se desarrolló sin incidentes dignos de mención.

Hay que destacar que este año el Firó ya ha tocado techo en cuanto a su multitudinaria participación, ya que por primera vez el número de socios de los colectivos supera la cantidad de personas que pueden participar en la batalla final, que son 5.000, según el plan de seguridad. El resto, 3.500, son espectadores autorizados.

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Por segundo año consecutivo no hubo escopetas en las batallas, pero se ha compensado el estruendo con un mayor número de armas de avancarga, 32 en total en los dos bandos, con los correspondientes kilos de pólvora negra. Sin embargo, el cañón de los ‘moros' no pudo dispararse en esta ocasión por motivos técnicos, lo que se sustituyó por numerosos petardos y pirotecnia.

Simulacro

Por la mañana, la cercanía de naves corsarias alertó a los vigías con el tiempo justo de organizar la milicia defensiva, a cuyo mando estaban -en la historia real- algunos de los pocos militares profesionales de la Isla. Estos personajes históricos fueron también los principales protagonistas del simulacro, este año con algún cambio en las personas que los representaron.

El Capità Angelats volvió a estar encarnado por Guillem Coll Plaza; junto a su hermano Tomeu, que estrenaba cargo como Sergent Soler. En el resto de cargos, el Capità de Santa Maria fue Pep Toni Martínez; el de Bunyola, Marc Martínez Magraner ; el de Alaró, Nico Coll Bennàsar, y Joan Jaume Marquès representaba al Virrey de entonces, Guillem de Rocafull.

A primera hora de la tarde las tropas solleriques, pageses, pagesos y personajes -incuidas las Valendes Dones, Eva y Marta Seguí- se fueron concentrando en varios puntos de la ciudad y en la plaza Constitució. También las pageses tuvieron su propia arenga, en reivindicación del papel que las mujeres protagonizaron aquel día. Pero fue el ‘A la lluita, sollerics' de Angelats, el que hizo explotar a las tropas, dispuestas a todo para defender el pueblo hasta la muerte si era necesario. Años atrás, esta fase previa a las batallas se limitaba a la ‘arenga' de Angelats, pero actualmente está muy teatralizada e incluye una representación de la incorporación de los ‘bandejats', los bandidos que este día bajaron de la montaña para obtener el permiso del virrey y unirse a la tropa. El papel de jefe de los bandoleros fue protagonizado por Francesc Castanyer Xumet.

El programa se desarrolló según lo previsto. A las 17 horas tuvo lugar la primera batalla en el Port, con la irrupción de centenares de corsarios, capitaneados por Ulutx Alí (Poli Bautista), enfrentándose a la milicia mallorquina, primero en la playa de Can Generós y después en la playa de Can Repic, en la que consiguieron desembarcar. Las batallas se sucedieron a lo largo de la tarde para culminar de forma apoteósica en la plaza principal. Primero la entrada de los corsarios, saqueos y ejecuciones de gran realismo. También el asalto a la iglesia y el rapto de ‘pageses' y una espectacular escalada sin cuerdas hasta el balcón modernista del Banc de Sóller, desde donde se repartió el botín a la enfurecida masa corsaria.

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Después de una primera victoria de los turcos, las tropas reagrupadas de Angelats irrumpían en la plaza para la batalla final, que después de un cuerpo a cuerpo entre Angelats y Alí, se saldó con la victoria sollerica, su proclamación y el canto de la Balanguera, en medio de miles de enfervorecidos sollerics, ya sin distinción de bandos.

Este momento es el más emotivo del simulacro. Con los personajes históricos en el balcón del Ajuntament, Sóller despidió su gran fiesta hasta la próxima ocasión, no sin antes devolver la imagen de la Mare de Déu de la Victòria a la pequeña iglesia de l'Hospital.

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Incidencias

Según fuentes del Ajuntament de Sóller durante el simulacro no se registró ninguna incidencia destacable. Un año más, la aplicación estricta del plan de seguridad, consiguió que la plaza fuera un espacio seguro durante la última batalla, con el público y participantes perfectamente separados en zonas distintas, por lo que a pesar de la gran cantidad de personas, quedaban todavía espacios libres de gente para garantizar la solución inmediata o evacuación en caso de emergencia.