La imagen de la fábrica de cemento está presente en Lloseta desde 1958. | J.R.

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La multinacional Cemex ha anunciado el cierre definitivo de los hornos de la fábrica de Lloseta, donde hasta la fecha se producía clínker, el componente principal del cemento. La compañía confirma que ha presentado al Govern de Baleares su intención de desarrollar un plan para el desmantelamiento de las dos torres de ciclones antes del 31 de diciembre de 2030.

Los representantes de Cemex han transmitido sus planes a la Conselleria de Empresa, Empleo y Energía del Govern, así como al Ajuntament de Lloseta. La planta dejará de fabricar clínker, pero mantendrá las otras actividades que la compañía desarrolla en sus instalaciones de Lloseta, como la molienda, almacenamiento, comercialización y expedición de cemento a granel y ensacado; las oficinas regionales; la planta de tratamiento de áridos; la base de su transporte terrestre y la explotación de la cantera de Can Negret, situada en Alaró, donde se realiza la extracción de los áridos. Cabe recordar que Cemex ha solicitado al Govern la ampliación de sus permisos para continuar con la extracción hasta 2037, una petición que ha recibido alegaciones por parte de la plataforma Reviure Tofla.

Cemex apunta que el cierre de los hornos de la cementera de Lloseta se debe a su voluntad de «alinear la actividad industrial de la fábrica con las políticas y objetivos de transición ecológica y energética de las Islas Baleares y de nuestro propio programa global ‘Futuro en Acción', cuyo objetivo es alcanzar la la neutralidad en carbono en 2050». Ahora la firma deberá presentar un plan para el desmantelamiento ordenado de las dos torres de ciclones antes de 6 años, un plazo fijado «para que no interfiera en el normal desarrollo del resto de actividad de la fábrica, de la vecina planta de hidrógeno renovable y del mismo polígono industrial», señala en un comunicado.

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El próximo mes de junio se cumplían los dos años de plazo del cese temporal de actividad en la fábrica de Lloseta tras los cuales, Cemex debía reanudar la producción o bien cesarla de manera definitiva. La compañía finalmente ha optado por la segunda opción, después de dos años en los que tan solo se han realizado tareas de mantenimiento necesarias para la maquinaria y para conservar los derechos de emisiones de CO2 que tiene autorizados. Asimismo, en 2022 la Comissió de Medi Ambient del Govern balear autorizó a Cemex a importar hasta un máximo de 10.000 toneladas al año de escorias de incineración procedentes altos hornos para usarlos como materia prima en la fábrica de cemento de Lloseta.

Ahora, tras anunciar el cierre definitivo de la fabricación de cemento en Lloseta, Cemex anuncia que buscará proyectos de I+D+I más acordes con los objetivos de descarbonización de la actividad industrial para sus instalaciones de Lloseta, en línea con la planta de hidrógeno que se construyó en sus instalaciones dentro de un plan de reindustrialización de Lloseta acordado tras el cese de la actividad. En aquel momento supuso el despido de casi toda la plantilla mediante un ERE que afectó a alrededor de 86 empleados.

Cemex

La noticia del cierre definitivo de los hornos ha cogido por sorpresa al pequeño retén de empleados que conservaron sus puestos para realizar el mantenimiento de la fábrica durante los años de cese temporal de la actividad. El delegado de los trabajadores de Cemex en Lloseta y antiguo presidente del comité de empresa, Vicenç Villalonga, reconoce que «intuíamos que esto podía pasar pero no esperábamos que fuese tan pronto; ahora, seis de los siete empleados que llevaban el mantenimiento de los hornos han sido despedidos y tienen de 50 a 55 años, y esperábamos que algunos pudieran quedarse durante el proceso de desmantelamiento, ya que conocen mejor que nadie las instalaciones».

Cemex señala que ha ofrecido a estos trabajadores su traslado a otros centros de producción de la compañía, «pero están en la Península y para un mallorquín con familia esto no es viable, dejarlo todo para irse a vivir fuera de Mallorca», apunta Villalonga.