El alcalde Joan Monjo recibió a Leonor March en el salón de sesiones, bajo la mirada del ilustre antepasado de ambos.

TW
0

El libro Joan March d’aprop, publicado a finales de marzo de 2023 y traducido posteriormente al castellano por Miquel Segura, autor de la obra, está teniendo ahora repercusiones que van más allá del ámbito literario. Gracias al libro, el pasado jueves se encontraron en Santa Margalida dos ramas de la antigua familia de Ca’n Verga. Doña Leonor March Cencillo, nieta del magnate, fue recibida por Joan Monjo, bisnieto de Rosa March, hermana del mismo. El propio Segura fue quien organizó el encuentro.

«Todo empezó -explica el escritor y colaborador de Ultima Hora- durante una cena celebrada en Santa Cirga, residencia veraniega de doña Leonor». «En el curso de la velada la nieta de Joan March me expresó su deseo de conocer la casa margalidana en la que vivieron sus abuelos en los primeros años de su matrimonio. Hablé con Joan Monjo, copropietario actual del inmueble, quien se prestó amablemente a abrir las puertas de la antigua mansión, edificada en el año 1904» explica el escritor.

Antes de acceder a la casa -en la que su ubicó la primigenia Banca March- Monjo quiso enseñar a Leonor March el salón de sesiones del ayuntamiento, presidido por un retrato del empresario y financiero, en su condición de Hijo Ilustre de la Villa. El alcalde hizo tomar asiento a la dama justo debajo de la pintura, no sin antes informarle que «tener colgado este retrato en el lugar honor de esta sala me procuró no pocas críticas».

Asimismo, el primer edil hizo entrega a su visitante de un texto en el que figura, detallado, el árbol genealógico de la familia, que arranca con la figura de Joan March Estelrich, padre de Joan March Ordinas. La nieta del magnate, emocionada, planteaba preguntas sobre sus ancestros, siendo puntualmente informada tanto por Monjo como por el propio Miquel Segura, quien en su libro recogió datos inéditos de la historia de la familia.

Tras la visita al ayuntamiento la pequeña comitiva se dirigió a la casa en cuestión, ubicada cerca de la plaza. Monjo llevaba en su mano una voluminosa llave de hierro que mostró a su invitada: «esa llave estuvo muchas veces en la mano de su abuelo».

El casal, en perfecto estado de conservación, emocionó y admiró por igual a la ilustre visitante. Las recias puertas de madera noble de la entrada, con picaporte de metal dorado y figura antropomórfica, las imponentes vidrieras que separan la entrada del salón principal, la habitación en la que se ubicó la primera oficina de la Banca March, llamaron especialmente la atención de Leonor, así como los muchos retratos familiares que pudo contemplar.

Su estado de salud no le permitió acceder a las habitaciones superiores, donde hubiese podido contemplar, intacta, la habitación nupcial de Joan March y Leonor Servera, las estancias superiores que albergaban a la servidumbre que, ya en aquellos tiempos, disponía de servicios higiénicos y otras comodidades, así como el espacioso jardín, donde se celebraban a menudo fiestas populares con fuegos artificiales.