Imagen de Joana Maria Antich. | Lola Olmo

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Joana Maria Antich es la presidenta de la plataforma que se ha movilizado para evitar la construcción de una granja para 739.000 gallinas en Sineu.

¿Cómo y cuándo surgió la plataforma vecinal?
Surgió del compromiso que tenemos como ciudadanos de defender nuestra comarca de los efectos tan negativos que tienen sobre el medio ambiente y sobre las personas este tipo de industrias. El punto en común es la oposición a la autorización de este proyecto. Nos encontramos, ahora mismo, que hemos sumado muchos apoyos:      entidades ecologistas, agrarias, de bienestar animal, sociales, políticas, la Mancomunitat del Pla y cada uno de los 14 ayuntamientos que la integran.

¿Qué riesgos temen?
Impacto insostenible en los recursos hídricos, estamos atravesando una grave sequía; contaminación del suelo y de las aguas subterráneas, impacto sobre la salud pública, proliferación de insectos, competencia desleal y afectación a la agricultura local y a la producción ecológica. Nuestro día a día se vería muy afectado, los expertos nos han alertado de que el olor de estiércol llegaría a 7 u 8 kilómetros a la redonda... Los núcleos urbanos del Pla están situados a 4, 5 o 6 km entre ellos.

El promotor asegura que «es viable ambiental y productivamente»...
Tenemos el precedente de la granja de Llucmajor, donde los vecinos llevan años denunciando los impactos negativos que supone vivir cerca de la granja que el mismo promotor explota próxima a las urbanizaciones. Nos han contado lo mal que lo pasan en cuanto a olores muy fuertes a amoníaco y muchísimos insectos. De ninguna manera queremos repetir la historia en nuestra comarca, que en nuestro caso, según el proyecto, los efectos negativos se multiplicarían por cinco (debido al número de aves). Durante el periodo de exposición pública tuvimos acceso al proyecto, además del asesoramiento de expertos en la materia que aseguran que esta iniciativa es insostenible medioambientalmente y que atenta contra la salud pública.

El proyecto ha generado un rechazo unánime a nivel institucional, con varios informes desfavorables. ¿Les sorprende?
La garantía que tendríamos, en este momento, es la aprobación de una moratoria por dos años para poder evaluar y modificar la legislación vigente. Recordemos que numerosos ayuntamientos e incluso el Consell de Mallorca han aprobado mociones en el sentido de instar al Govern balear a la aprobación de la moratoria. Sabemos que estos informes emitidos para obtener la Autorización Ambiental Integrada, de momento son desfavorables, pero el promotor puede subsanar las deficiencias y al final, podría obtener la autorización, y esto sería la muerte. No queremos ninguna explotación industrial intensiva. Si este proyecto se lleva a cabo será una de las macrogranjas avícolas más grandes del Estado, éste no es el modelo que merece Mallorca, y menos aún el Pla de Mallorca, que ha sabido conservar, hasta ahora, un equilibrio entre la producción agraria, la calidad agroalimentaria y la salud ambiental.