Josep Porcel en su despacho del Ajuntament de Sóller. | Ll.G.

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Josep Porcel (1961) ha estado durante 20 años al frente de la Policía Local de Sóller, en el cargo de subinspector. Tras su jubilación, decidió seguir al servicio de su pueblo como político, resultando elegido como concejal en las municipales de 2023. Gracias a un pacto entre Seny i Sentit y el Partido Popular, entró en el equipo de gobierno y pidió asumir la concejalía de Movilidad. Aunque este pacto ya está extinguido, Porcel ha continuado en el equipo municipal como no adscrito y sigue gestionando la misma área. Lo hace en un momento álgido del malestar ciudadano provocado por la saturación y el caos circulatorio. Lo considera un reto político que quiere asumir y está dispuesto a llevar a cabo.

¿Por qué se propone ahora afrontar el problema del tráfico y no cuando era el jefe de la Policía Local?
—Como subinspector tuve que seguir los criterios políticos indicados por la corporación, muchas veces erróneos bajo el punto de vista técnico. Ahora puedo tomar decisiones políticas, acierte o no, sobre la base de mis conocimientos.

La oposición municipal le acusa de ‘pretender’ ser un experto en movilidad. ¿Lo es?
—No es ninguna pretensión, ya que mi carrera profesional suma más de 3.000 horas de formación específica en esta materia.

¿Por qué Sóller está colapsado a diario en sus accesos y calles?
—Es un hecho que cada vez hay más coches y personas que se mueven y que los turistas quieren visitar nuestro pueblo por su singularidad y belleza. Pero no tengo ninguna duda de que lo que está pasando ahora en el Valle es consecuencia directa de decisiones políticas sobre movilidad totalmente irresponsables, principalmente impulsadas por Més y PSOE, con un único objetivo político y electoralista.

¿Algún ejemplo en concreto?
—Principalmente, el rescate del Túnel de Sóller cuando solamente faltaban 5 años para finalizar la concesión, lo que hubiera dado tiempo más que suficiente para tomar medidas preventivas ante el más que previsible alud de coches que accederían a diario al Valle por un túnel gratuito. Al final, el rescate nos costará 30 millones de euros a los contribuyentes. Imagine las medidas de contención que se hubieran podido tomar.

¿Cree que la gratuidad del túnel es la causa de lo que se vive a diario en los accesos al Valle?
—Las cifras no me las invento yo. Antes del rescate pasaban por el túnel unos 9.500 vehículos diarios y ahora son más de 15.000, con puntas incluso más elevadas.

¿Qué medidas puede adoptar el Ajuntament?
—La movilidad entre municipios es competencia del Consell y la DGT es responsable del tráfico en las carreteras no urbanas. Por lo tanto, desde el Ajuntament no podemos evitar la llegada diaria de vehículos, pero sí que podemos tomar soluciones a nivel local. En este último aspecto estamos trabajando y el objetivo principal es facilitar en primer lugar la movilidad y el aparcamiento a los residentes. En cuanto al exceso de afluencia, hemos tenido cinco reuniones con el Consell, pero hasta que no se disponga del estudio de carga a nivel insular, no existirá una herramienta imprescindible para poder tomar medidas.

¿Cuáles podrían ser?
—Una limitación a la entrada en la isla de los coches de alquiler sería una de ellas, pero sin el estudio de carga de las carreteras no se puede adoptar esta decisión. Si finalmente se toma será el decrecimiento que tanto reclama la izquierda, pero que en Mallorca nunca ha impulsado.

¿Y a nivel municipal?
—Actualmente, nos centramos en adoptar progresivamente medidas que limiten el acceso de los vehículos visitantes al centro urbano. Aunque tenemos en marcha un ambicioso plan de movilidad sostenible, este verano nos hemos tenido que avanzar por empatía con el malestar de los vecinos. Se ha limitado la circulación de no residentes en algunas zonas y se han creado zonas de aparcamiento exclusivas para residentes (ZAR) además de que todos los vecinos con tarjeta ORA puedan aparcar en cualquier zona azul. También se han creado aparcamientos disuasorios para los visitantes, gracias a las disposiciones aprobadas por el Govern.

¿Solucionará algo la reforma que el Consell impulsa en el Desvío, principal acceso al Valle?
—Se van a suprimir los aparcamientos en los arcenes, ya que a diario esto provoca situaciones de inseguridad y contribuye a las retenciones. Se facilitará el tránsito a pie desde los estacionamientos disuasorios. La oposición también lo ha criticado, pero es un proyecto técnico que se impulsó en la anterior legislatura.