Este año la feria contó con más paradas que nunca. | TOMAS NONTES PALMER

TW
0

Bunyola se llenó ayer de artesanía, producto local y comercio. El municipio celebró este domingo su tradicional feria de Santa Catalina en un ambiente más propio de primavera que de finales de noviembre. Y esto también se reflejó en el número de asistentes que llenaron el centro de la localidad durante toda la mañana.

El buen ambiente fue la nota dominante de una jornada que arrancó a las once de la mañana con la inauguración oficial de la feria por parte de las autoridades locales. Cabe señalar que este año hubo mucha más presencia de paradas que en ediciones anteriores, con unos 70 estands repartidos desde la plaza continuando por la calle Pare Bartomeu Caputxí y el paseo Antoni Esterellas.

Entre las paradas, no faltaron productos artesanales hechos a mano, paradas de comida como los tradicionales buñuelos o los stands de las entidades locales del pueblo que también quisieron mostrar al público las actividades. Entre ellas las ‘randeres’. Los más pequeños también tuvieron su espacio lúdico, lo que lo convirtió esta feria en una jornada muy familiar. Dentro del programa también se incluyeron las muestras de coches antiguos a cargo de la escudería Bunyola que despertó gran interés, así como las motos, a cargo del Club 2 temps.

La música tampoco no faltó a la cita con la Batucada Rebombori que animó el recorrido entre paradas diversas. Pero el programa festivo no acabó con la feria celebrada por la mañana. Bunyola continuó de fiestas también por la tarde con el ball de bot. Antes se celebró la marcha en conmemoración del 25N contra las violencias machistas y se leyó un manifiesto en Can Gual. El punto y final a la celebración lo puso el encendido de las focateres, una tradición que Bunyola mantiene bien viva.