¿Cómo empezó en este negocio?
—Como toda mi familia, yo también me dediqué a la pesca. Mi bisabuelo ya tenía este oficio y mi abuela vendía pescado en la plaça de Sóller y también lo iba a vender a Bunyola. Aprendí el oficio embarcado con mi padre, que como otros del Port se ganaba la vida con un llaüt dedicado a la pesca artesanal.
¿Y cuándo dio el salto a la vertiente comercial?
—A los 31 años dejé la pesca para dedicarme solo a la venta. Tuve la suerte de que mi familia tenía en propiedad un local comercial en el Port que antes era una carnicería y ya tenía una cámara frigorífica. Instalé allí el negocio y mi vivienda. Así pude abrir Peixos Mayol realizando la menor inversión posible. Aunque al principio compaginaba las dos actividades, al final, para hacer las cosas bien, opté solamente por la pescadería.
¿Había competencia?
—A finales de los años 80 todavía había mucha venta de pescado local en Sóller. En el mercado municipal funcionaban 12 ‘piedras’ de venta y había gente que iba a comprar el pescado al muelle. Pero no había una tradición de pescadería como negocio con tienda física abierta en horario comercial.
¿Y cuántas pescaderías hay ahora?
—Este canal de venta ha bajado mucho por la globalización y las grandes superficies. En el mercado de Sóller solo queda un trast de pescado fresco y en el mercado del Olivar hay la mitad de puestos de los que había.
¿Se consume mucho el pescado de proximidad?
—La venta de pescado salvaje local ha descendido porque ha cambiado la cultura gastronómica. Poca gente prepara ya el pescado pequeño con mucha espina que antes se consumía mucho. Sin embargo, los nuevos residentes procedentes de América o de África mantienen esta cultura.
¿El precio habrá influido, no?
—Sí, pero no es el motivo. Como pasa con la carne, pescado también lo hay al alcance de todos los bolsillos.
En Sóller se comenta que se ha retirado...
—No lo he hecho. He vendido el negocio a una empresa del sector que me ha fichado por un año, ya que mi experiencia es un activo. Peixos Mayol llegó a tener 22 empleados y yo ya tengo 66 años. Era mucho volumen. El personal que quedaba ha sido absorbido por la nueva empresa (Grupo Servera) o se ha retirado.
¿Y qué hace ahora?
—Pues sigo mi rutina diaria como desde hace tres décadas. A las 4:15 de la madrugada ya estoy en la lonja de Palma. Me informo de la subasta, vendo lo que tengo en el almacén y compro lo que interesa o me han pedido, solo que ahora lo hago por cuenta ajena. En esta nueva etapa seguiré suministrando pescado fresco o importado a domicilio, en principio por pedido telefónico. Estoy muy agradecido a mis clientes, particulares y restauradores, por todos estos años de fidelidad.
1 comentario
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Bueno, el pescado que en tiempo de nuestros padres y abuelos era comida normal en una casa, así como los huevos, las verduras y los embutidos, la carne antes era cara, de hecho en las casas de la gente trabajadora la carne solamente se consumía en fiestas. Debido a la sobreexplotación de los mares por las empresas que se lucran de ello el pescado ha mermado y por ende el precio. Comprar morralla fresca, cuesta 9 euros el kilo que es el pescado más pequeño y por algo más de 6 euros pueden consumir pollo ¡Y no es lo mismo pues la morralla se emplea para hacer caldo y los más arriesgados como yo, para comer fritos por las espinas y comer pollo es comer tajada. Asi que no, no es cierto lo que dice eso de "Como pasa con la carne, pescado también lo hay al alcance de todos los bolsillos".