Los criadores de aves Rafel Esteva, Jaume Sureda y Pedro Obrador, este lunes en el matadero de Inca. | Lola Olmo

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La actividad en el matadero de aves de Inca se reanudó ayer de la mano de los cuatro últimos productores de pollos que quedan en Mallorca. De este modo, los criadores han podido sacar unos 200 pollos al mercado un mes después de que los sacrificios se paralizaran el 16 de diciembre, al expirar la primera autorización extraordinaria que otorgó la dirección general de Salud Pública para que los propios ganaderos pudieran utilizar el matadero municipal de Inca. Las instalaciones permanecían cerradas desde octubre de 2024, cuando la Cooperativa Pagesa d’Inca decidió cesar este servicio por las pérdidas que generaba.

Solución temporal

Los criadores de aves realizarán los sacrificios cada lunes hasta el 31 de marzo, fecha en la que finaliza la nueva autorización de carácter puntual y extraordinario que ha emitido Salud Pública mientras la Conselleria d’Agricultura y el Ajuntament d’Inca trabajan en una solución definitiva. El matadero de Inca es el único de Mallorca autorizado para el sacrificio de aves.

Rafel Esteva, Jaume Sureda y Pedro Obrador realizaron el sacrificio de 200 aves. Junto con Matíes Adrover, son los últimos productores de pollos que quedan en Mallorca y se han constiuido como microcooperativa para optar a la gestión del matadero cuando vuelva a salir a concurso. «Nosotros somos criadores, no matarifes, y ahora tenemos que hacer las dos cosas porque sino, tendreos que seguir alimentando a nuestros animales sin poderlos vender; pero tenerlo un mes parado es malo para la maquinaria y no vamos a asumir nosotros también las inversiones», señalaron.

Agricultura reitera que la autorización extraordinaria hasta el 31 de marzo es una solución temporal que conlleva una gran responsabilidad. «Los criadores saben que no existe otra solución que gestionarlo ellos, sobre todo por la baja actividad que registra; en 2024 se sacrificaron unos 14.000 pollos en Mallorca mientras en Menorca rondan los 50.000 y en Eivissa, los 70.000».