¿Como ha funcionado el Col·lectiu Dones de Llevant este primer año sin Antònia Matamalas?
—Todavía nos movemos con añoranza porque Antònia era una figura muy poderosa. Ella siempre nos unía y nos encomendaba las tareas a realizar. Sabíamos que era un estímulo para todas nosotras, pero una vez que no está hemos visto mucho más la dimensión global de Antònia. Una persona a quien no le gustaba figurar, siempre intentaba estar en segunda fila y tenía una dedicación incondicional por la lucha feminista. Ella era el corazón y el alma de Dones de Llevant. Es más, trataba no solo feminismo, sino era una luchadora en favor de los derechos humanos. Se implicó con la Memoria histórica, con colectivos más necesitados, en especial con las mujeres... Era una activista social con una gran alma en favor de los derechos humanos.
¿Como se organiza ahora la asociación?
—Sustituir a Antònia Matamalas como presidenta ha sido muy complicado. Hemos tenido algunos dilemas para saber quien cogía este cargo, por lo que nos fijamos en la Asamblea Antipatriarcal de Manacor donde funcionan de manera asamblearia. A nivel organizativo hemos decidido que la figura de la presidenta, vicepresentidenta o secretaria son una más dentro de este colectivo y funcionamos de manera asamblearia y todas hacemos un poco de todo. Intentamos llevar a cabo el papel de Antònia que era saber delegar los trabajos.
Queda pendiente todavía que el Ajuntament de Manacor dedique una calle a su figura...
—La Asamblea Antipatriarcal ha reivindicado que le dediquen una calle. Nosotras, como colectivo, también presentamos en su momento una solicitud al ayuntamiento y estamos pendientes de una respuesta. En realidad hay otras cosas que también reivindicamos como por ejemplo que hace un año que no hay técnica de igualdad en el ayuntamiento, aunque nos han dicho que ahora se pondrá en marcha… Una técnica en igualdad es más que necesario en el Ajuntament.
¿Como prepararon el acto en su recuerdo del pasado viernes?
—Fue un acto sencillo, muy al estilo de Antònia Matamalas. Hubo parlamentos, poesía, música, aquello que a ella le gustaba. Lo hicimos en el IES Mossèn Alcover porque precisamente el instituto dedicará este año 2025 a Antònia Matamalas. En este centro de secundaria hay una parte importante del legado bibliográfico que Antònia les cedió. Además, el IES Mossèn Alcover está preparando un espacio específico para que el fondo Antònia Matamalas esté allí. El fondo comprende material de historia del arte, de feminismo y de literatura.
¿Acercar el feminismo a los jóvenes es fundamental?
—Antònia siempre pensaba que el trabajo de base era muy importante, incluso desde primaria. Siempre preguntaba: ¿Qué podemos hacer para los jóvenes?
En Manacor hay una generación más joven que sigue el camino de Antònia y con éxito. Prueba de ello es la gran respuesta que tienen en la actualidad las Dimonies. ¿Qué creen?
—Creemos que las dimonies son fruto de esta reivindicación colectiva. Hay un antes y un después de Antònia Matamalas. Desde que llegó a Manacor hace 20 años empezó a normalizar la lucha por los valores feministas y las condiciones de igualdad de las mujeres. A día de hoy ya podemos hablar de feminismo de una manera mucho más compartida, de las reivindicaciones de las mujeres. Tenemos claro que más allá de nosotras hay jóvenes que seguirán esta lucha, pero la mecha la encendió Antònia.
¿Qué retos tienen ustedes hoy como colectivo?
—Todavía arrastramos un poco la herencia de Antònia. Tenemos unas fichas sobre mujeres represaliadas que ella dejó a medias y que las estamos terminando. También queremos hacer un libro con todas las fichas de mujeres que durante años hemos realizado y que haremos como libro recopilatorio. Continuaremos un poco en la misma línea. Solo mantener en pie lo que hacía una única persona, con su energía y capacidad, es difícil y eso que nosotras somos más. Ella lo impulsaba todo, ella era el colectivo.
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