El Suzuki Vitara deja de ser un vehículo a medio camino entre un SUV y un todoterreno para convertirse en un SUV a secas, muy rutero con ciertas capacidades off-road.
Este primer cambio va muy unido al segundo, que es la ausencia de reductora, con lo que el aún luchador Jimny es el único vehículo de la marca con un comportamiento de 4x4.
Otra diferencia importante respecto al modelo anterior es que ya sólo se encuentra disponible en carrocería de cinco puertas, si bien el anterior estaba disponible en las dos carrocerías (de tres y cinco). El nuevo Vitara se queda en los 4'18 metros de largo, que es una medida media que le da un buen interior con unas capacidades ruteras importantes.
Estéticamente se muestran ciertos rasgos del Evoque y del Qashqai en la parte delantera, sin ser un vehículo que se les parezca en exceso.
La zona frontal es más afilada que la de la versión anterior, aunque continúa manteniendo los faros rectangulares, con un diseño más irregular, que cuentan con una mayor agresividad de líneas, lo que le da ese cierto carácter deportivo que no tenía anteriormente.
La parte posterior del vehículo quizá es donde la marca tendría que haber sido más osada a la hora de diseñarlo porque los faros tricolor en forma de una especie de trapezoide se muestran excesivamente clásicos para este modelo. De la parte trasera también cabe resaltar los parachoques negros, cosa que a la larga (y muchas veces a la ‘corta') se agradece.
MOTORES
Inicialmente está disponible en dos motorizaciones diferentes, una de gasolina y otra diésel, ambas con 120 CV de potencia.
La unidad que nosotros hemos probado es la de gasolina 1.6L VVT 4x2 de cuatro cilindros con cambio manual, que nos ha dejado sensaciones gratas, en cuanto a finura de funcionamiento y se muestra con bastante ligereza en la carretera, sin contar con unas prestaciones altas; responde bien a todo tipo de conducción
En cuanto al dinamismo, el Vitara se muestra ágil en carretera, incluso en las curvas, a lo que ayuda tener un volumen discreto y al hecho de haber acertado en la elección de las suspensiones, que no son excesivamente blandas, pero que favorecen la comodidad de sus ocupantes.
El consumo de 5'3 litros que asegura la marca para un recorrido mixto no dista en exceso de los 6'5 que hemos conseguido nosotros, sobre todo teniendo en cuenta que no hemos llevado una conducción demasiado tranquila. De conducir de forma moderada a llevarlo subido de vueltas cambia mucho el consumo y, por descontado, los kilómetros que se pueden realizar con él.
El interior es de buena calidad, con un buen cambio respecto a versiones anteriores, ya que los plásticos duros se han sustituido por otros materiales más duraderos, lo cual se agredece a la larga con una mayor ausencia de ruidos innecesarios.
El equipamiento de serie es variable según la versión de la que hablemos, aunque hay algunos elementos que se añoran en las versiones más bajas, como por ejemplo el sensor de lluvia y de luces, que ya se encuentran en la mayoría de vehículos.
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