Durante los viajes y los trayectos de verano es posible que aumenten los incidentes en carretera.

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Durante los meses de verano suelen aumentar los accidentes de tráfico, sobre todo en carreteras convencionales. Los viajes por vacaciones y las escapadas de fin de semana, concentrados en las horas punta del día, suelen ser la causa de este repunte de la siniestralidad.

Además de poner toda la atención posible en la carretera, evitar el alcohol y las drogas al volantes y respetar los límites de velocidad, también es necesario saber cómo reaccionar ante un posible accidente y qué pasos hay que seguir para contactar con el seguro.

Y es que hay veces que las colisiones son inevitables, sobre todo cuando están provocadas por otros conductores. Por eso mismo es necesario llevar siempre en el coche los papeles del seguro y tener el contacto cerca, pero también hay que saber cómo tratar con las aseguradoras para que el proceso de negociación sea fructífero.

Las aseguradoras tratan de que el coste del accidente represente el mínimo para ellas. No hay que esperar a que sea el seguro el que de el primer paso o presente la primera propuesto de indemnización, ya que seguramente será de una cantidad más baja.

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No es necesario esperar a tener los papeles y los informes médicos para iniciar el proceso de reclamación, ya que este debe iniciarse desde el día del accidente, sobre todo en incidentes graves. De esta manera la aseguradora del lado contrario se hará cargo de más costes médicos, por ejemplo.

Cuando sufrimos un accidente, la aseguradora asigna uno de sus propios abogados vinculado la póliza contratada, quien se encargará de reclamar frente al responsable del accidente. Esto no suele ser un problema pero, a veces, hay ciertos intereses entre compañías que el interesado desconoce. Lo mejor es buscar un abogado especializado en accidentes de tráfico.

Las aseguradoras prefieren dirigir la conversación y orientar las negociaciones hacia posturas más cómodas para ellas, por eso es mejor acudir con un experto a las reuniones o contar con algún tipo de ayuda.

Los tecnicismos y las letras pequeñas pueden hacer dudar sobre todo lo que incluye una póliza, como: gastos de abogados particulares, gastos sanitarios, elección del taller… que además están incluidas por Ley. Por eso es mejor leer con detenimiento todo el contrato.