Un hombre respostando gasolina. | Efe

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En tiempos de crisis económica, ahorrar gasolina se convierte en imperativo. ¿A quién no le gustaría ahorrarse unos euros con los altos precios de hoy en día? Y es que llenar el depósito es el dolor de cabeza de muchos. Por ello, en internet proliferan multitud de trucos para ahorrar combustible. Pero cuidado: muchos son mentira y pueden acabar saliendo muy caros. Estos son algunos de los mitos sinsentido con los que nos vas a conseguir ahorrar.

Poner punto muerto cuesta abajo

Uno de los mitos más extendidos es que poner el pomo de cambio de marchas en punto muerto ahorra gasolina. Pero no. Es falso y, además, peligroso. Aunque lo pongamos en punto muerto, el motor seguirá girando al ralentí y, por ende, consumiendo combustible. También cabe tener en cuenta que al tener el vehículo en punto muerto, usaremos más los frenos, desgastándolos más de lo normal. Un falso truco que puede salir bien caro.

Bajar las ventanillas abiertas para no poner el aire acondicionado

Si circulamos a 30km/h o menos, el llevar las ventanillas del coche abiertas en lugar de poner el aire acondicionado sí puede suponer hasta cierto punto un ahorro de energía y de combustible. Pero solo en este caso. Al aumentar la velocidad, las ventanillas abiertas frenan el vehículo, obligando a trabajar más al motor. Por ello, si superamos los 30km/h la mejor opción, en cuanto a conducción eficiente, es subir las ventanillas y accionar el aire acondicionado.

Arrancar con la segunda marcha

Arrancar directamente con la segunda marcha, en lugar de la primera no está demostrado que implique un ahorro de gasolina. Y, de serlo, sería mínimo. En cambio, el truco puede llegar a acarrear serios problemas: al arrancar en segunda, se genera un mayor esfuerzo en el embrague y puede causar daños en la biomasa.

Calentar el motor antes de arrancar

Hay quien mantiene que dejar que el motor se caliente unos cinco minutos es sinónimo de ahorro, sobre todo, en coches diésel. La realidad, no obstante, difiere. Se trata de un truco ya desactualizado. Con los nuevos coches diésel y los de gasolina solo hay que esperar entre 30 y 60 segundos antes de arrancar. Esto se hace para que el aceite lubrique el motor y evite acelerones fuertes hasta que no se haya alcanzado la temperatura idónea (90ºC).

Usar marchas largas

Circular a marchas largas y con bajas revoluciones sí tiene un efecto positivo en la reducción de combustible utilizado. Pero los extremos no son buenos. Forzar el coche conduciendo de este modo en situaciones que requieren de marchas más cortas puede acabar costando más, tanto para el motor como para el bolsillo. Cuando el motor está poco revolucionado, habrá que pisar más el acelerador para avanzar. Una acción que acaba suponiendo un mayor gasto de gasolina.

No llenar al máximo el depósito

Ir llenando el depósito frecuentemente y con pocos litros cada vez es una de las prácticas más extendidas. Pero supone más bien lo contrario. El combustible se evapora mucho más rápido y el consumo también aumenta. Lo mejor es llenar el depósito al máximo e ir rellenándolo a medida que baje.

Trucos que sí funcionan

Estas son algunas de las soluciones con las que sí se pueden ahorrar algunos céntimos. Acciones que no representan mucho esfuerzo, pero que sí se notan en el bolsillo.

  • Vaciar el maletero: una de las opciones obvias. Y es que, cuanto menos peso tenga que mover el motor, menos gasolina requerirá. Ante ello, lo mejor que podemos hacer es transportar lo imprescindible en cada viaje. Cada 100kg de más en el coche suponen un 6% más de combustible.
  • Revisar los neumáticos: el trabajo del motor va directamente a las ruedas, por lo que, para son fundamentales para evitar que trabaje de más. Por ello, es fundamental que las ruedas estén en buen estado, con una presión adecuada, para facilitar el trabajo del motor.
  • Arrancar con suavidad: es importante no pisar el acelerador nada más arrancar el coche. Los coches de hoy en día ya no necesitan calentarse como los de antes.
  • Conducir con velocidad constante: evitar cambios bruscos de velocidad, como frenar, acelerar y cambiar de marcha si no es estrictamente necesario. Así, el motor consumirá menos gasolina. Para ello, los expertos aconsejan utilizar, siempre que sea posible, marchas largas a bajas revoluciones.